“Los Fénix del Barro”, es el aula de alta capacitación que forma artistas que actualmente se encuentran privados de libertad. En este espacio ubicado en el penal Miguel Castro Castro, participan 40 reclusos que fueron seleccionados por su talento entre una población carcelaria de casi 5000 presos.
En este taller, considerado una especie de “zona franca” dentro del penal, se conjuga la genialidad de quienes descubrieron su inmenso talento artístico estando en prisión. Incluso, entre ellos hay reclusos con discapacidad visual que de igual forma despliegan su creatividad con entusiasmo.
El sábado 22 y domingo 23 de marzo, las mejores piezas de este taller estarán en una muestra en el Centro Cultural El Cholo Terco (Bajada de los Baños 342, Barranco) y después se trasladarán, por unas semanas, a la sala de exposiciones de la tienda Dédalo (Jr. Sáenz Peña 295, Barranco).

Quién impulsó a la pintora Malena Santillana a crear este taller que también incluye a invidentes, fue Víctor Mallqui. El recluso fue su guía, en marzo 2023, cuando hizo una visita al penal. “Víctor caminaba tocando el muro, se guiaba sin lazarillo ni bastón”, recuerda Malena y agrega: “Hizo que me diera cuenta que existían personas que vivían en una especie de doble encierro y me pareció irresponsable no hacer algo. Fue el inicio de una de las experiencias más sorprendentes y gratificantes que he tenido como artista y maestra trabajando con alumnos privados de la libertad”. Es más, gracias a esto, Malena desarrolló el taller de cerámica con una metodología adaptada para invidentes. Aquí, guiados por Malena y ceramistas de renombre, los participantes desaprenden a trabajar únicamente con moldes y desarrollan su creatividad creando piezas únicas.

Para Malena Santillana este taller permite a los participantes sentir que a través de lo que están aprendiendo “tienen una proyección, una vía de salida. Por lo general los comentarios que escuchan de sus amigos que ya abandonaron el penal es que nadie los esperará con los brazos abiertos a causa del estigma de haber cumplido una condena”, reflexiona Malena y agrega: “Mi máximo desafío es crear un centro de reinserción laboral para que todos estos ‘Fénix’ no terminen cargando frutas en el mercado mayorista”.

En este taller se les forma guiándolos hacia la luz al final del túnel. Renacen como ceramistas capaces de recrear el universo con sus manos. Malena les enseña a no tener miedo, a experimentar y a que en sus piezas comiencen a plasmar esos nuevos personajes en los que se están convirtiendo. Para ello los introdujo al surrealismo como expresión artística, también al pop art y al cubismo. “Es como un sueño. Aprendemos a soñar de manera diferente”, asegura Malena.
Lo que esta artista, oriunda de Iquitos, busca es que en este taller se trabajen piezas únicas y originales, “esta es la única manera en que ellos se vuelvan artistas”. El objetivo es que cuando logren su reinserción en la sociedad, el arte sea un medio que les ayude a ganarse la vida.

Ars Nostrum recibe las aulas vacías y se encarga de crear un ambiente propicio para el aprendizaje. “El INPE no proporciona materiales; nos dejan la libertad de llenar estos espacios”, señala Malena. Sin embargo, esta libertad viene con la carga de la autogestión y la búsqueda de financiamiento.
Los participantes del taller no solo crean arte, sino que también están en camino de obtener un certificado reconocido por la UGEL como maestros artesanos. “Los chicos quieren redimir sus penas”, asegura Malena Santillana, destacando la importancia de vincular el arte con un buen futuro laboral. (Diana Zileri)