Un relevo que exige luz sobre las cuentas
La reciente recomposición del Directorio de Petroperú, formalizada el 15 de noviembre, abre una ventana crítica: más allá del cambio de nombres, lo que está en juego es la salud fiscal del Estado y la sostenibilidad de la petrolera. El nombramiento de Luis Alberto Canales Gálvez como presidente, junto a Elba Rosa Rojas Álvarez de Mares, Jesús Valentín Ramírez Gutiérrez y Óscar Gerardo Zapata Alcázar, coincide con un cuadro financiero delicado: al tercer trimestre las pérdidas acumuladas superan el 51.8% del capital social de la compañía. Frente a eso, la Junta Universal de Accionistas —el Estado, representado por los ministerios de Energía y Minas y de Economía y Finanzas— debe decidir entre nuevos aportes de capital o una reducción de capital social.
¿Cuál es el diagnóstico real de Petroperú y cuánto falta para estabilizarla? Esta pregunta no admite demoras: la transparencia sobre el estado de las operaciones, las necesidades de liquidez inmediatas y las proyecciones de pérdidas será la base para cualquier decisión sobre su futuro.
Rescate fiscal ya cubrió garantías — ¿qué tan sostenible es?
Durante los últimos meses el Tesoro Público tuvo que intervenir para honrar garantías asociadas a créditos de la empresa. Entre junio y octubre de 2025, el Estado desembolsó S/2,415 millones para saldar obligaciones que Petroperú no pudo cubrir; solo en octubre el desembolso mensual alcanzó S/379 millones. Para la autoridad monetaria, esta fragilidad continúa ejerciendo presión sobre las cuentas públicas y obliga a tomar medidas oportunas.
La nueva administración del directorio deberá explicar con detalle qué parte de esa carga es transitoria y qué parte responde a problemas estructurales: contratos no rentables, proyectos paralizados, déficit operativo o mala gestión previa. Sin un inventario claro y verificable, cualquier aporte fiscal se transformaría en un parche vulnerable a nuevas contingencias.
Ordenar el portafolio: priorizar proyectos que generen caja
Un reto concreto para Canales y su equipo será ordenar el portafolio de proyectos y priorizar inversiones con retorno a corto plazo. La capacidad de generar flujo de caja es limitada y, por tanto, la lista de iniciativas debe ser rigurosa: detallar costos, plazos y riesgos, identificar activos vendibles o asociables y definir medidas para contener nuevas obligaciones que recaigan sobre el presupuesto público.
¿Qué medidas inmediatas debería comunicar el directorio para recuperar confianza? Entre las más esperadas están la presentación de un plan de liquidez trimestral, la auditoría externa de pasivos contingentes y la hoja de ruta para la recuperación de EBITDA. Además, la credibilidad del plan dependerá de la independencia técnica del cuerpo directivo y de la calidad de la información que publique.
Historia reciente: salidas, reclamos y dudas sobre el procedimiento
La renovación del directorio se produjo tras la renuncia simultánea de cuatro miembros, que dejó vacantes cubiertas de forma rápida conforme a la Ley N.º 32103 y el Decreto de Urgencia N.º 004-2024. Previamente, el 16 de octubre de 2025, Alejandro Narváez fue removido de la presidencia del Directorio; Narváez afirma que su salida fue “política” y denuncia la falta de actas públicas o informes técnicos que respalden la decisión. En cartas notariales enviadas a los ministerios accionistas, sostuvo que no existían fundamentos formales para su remoción y que la normativa vigente permite la destitución sólo por “causa justificada o por renuncia”.
Ese desencuentro añade incertidumbre: la nueva gestión debe explicar no solo la foto financiera, sino también el proceso que llevó al relevo y cómo se asegurarán los principios del buen gobierno corporativo en adelante.
Independencia, experiencia técnica y señales al mercado
En el mercado hay dudas sobre la independencia y el perfil técnico de los nuevos directores. Aunque algunos analistas reconocen la necesidad de actuar con celeridad, advierten que una comunicación inicial clara y verificable será clave para evaluar si este cambio realmente marca distancia con la gestión previa. Un ejecutivo del sector, que pidió anonimato, señaló que el presidente tiene un perfil político y raíces en Talara, lo que podría influir en su enfoque hacia la recuperación de la empresa.
Para disipar suspicacias será imprescindible que el directorio publique prontamente: 1) estados financieros actualizados auditados, 2) un plan de contingencia de corto plazo y 3) líneas claras sobre la relación con el Tesoro y los compromisos que no serán trasladados a la caja fiscal.
Primeras señales y próximos pasos
El nombramiento abre la posibilidad de una reestructuración honesta o —si se opta por la opacidad— de más incertidumbre fiscal. La Junta Universal de Accionistas debe evaluar con atención si procede un aporte de capital o una reducción de capital social, decisiones que tendrán consecuencias políticas y económicas. Mientras tanto, la pelota está en la cancha del nuevo directorio: transparentar la situación, marcar distancia con la gestión anterior y presentar medidas concretas para contener el impacto sobre las finanzas públicas.