La presencia del congresista Darwin Espinoza en el estadio Olímpico Atahualpa de Quito, Ecuador, ha generado una nueva ola de críticas contra el parlamentario de Podemos Perú, quien fue captado alentando a Alianza Lima en un partido de Copa Sudamericana mientras el Congreso sesionaba en Lima.
Las imágenes difundidas por medios locales muestran a Espinoza acompañado de su esposa, Bélgica, en una de las tribunas del recinto deportivo, rodeado de hinchas blanquiazules. Además de su visible entusiasmo por el club limeño, se le observa fumando y tomando en la tribuna, actitud que contrasta con la responsabilidad que su cargo exige.

Pleno en Lima, pero Espinoza en Quito
Mientras se discutían temas de relevancia nacional en el Parlamento, como la iniciativa para aumentar el sueldo de futuros senadores y diputados a S/34,090 mensuales, Espinoza se encontraba a cientos de kilómetros de distancia, ajeno a los debates del Pleno.
Si bien habría solicitado permiso oficial para viajar, su ausencia virtual en las sesiones ha sido calificada por diversos sectores como una falta de respeto a su función y a sus representados.
“Mientras sus colegas debatían el futuro del Congreso, él celebraba goles en otro país”, comentó un analista político en redes.
Un caso más en su historial
Este episodio se suma a las investigaciones que ya enfrenta Espinoza en el Congreso. El 3 de marzo de 2025, la Comisión de Ética aprobó un informe que recomendaba su suspensión por 60 días y el descuento de haberes por el uso indebido de recursos del Estado.
Se le acusa de ordenar a trabajadores de su despacho recolectar firmas para inscribir el movimiento regional “Adelante Áncash”, con el uso de bienes públicos del Congreso para fines políticos personales.
Afición legítima, pero ¿en el momento correcto?
Alianza Lima disputaba el partido de ida por los octavos de final de la Copa Sudamericana frente a la Universidad Católica de Ecuador. El equipo íntimo logró un resultado favorable, manteniendo vivas sus aspiraciones continentales. Espinoza, sin embargo, vivió el momento como un hincha más, dejando de lado el contexto institucional que lo comprometía.
“No se trata de que no pueda tener una vida privada, sino de que lo hace en plena jornada congresal y mientras tiene pendientes por responder ante Ética”, señalaron fuentes del Legislativo.
¿Puede un congresista viajar en medio de una sesión del Pleno?
Sí, puede hacerlo si solicita permiso formal al Congreso, como todo parlamentario. Sin embargo, la crítica no radica únicamente en su presencia en otro país, sino en la falta de conexión virtual al Pleno, una opción viable y utilizada por otros congresistas en situaciones similares.
Además, el contexto de cuestionamientos éticos y políticos que arrastra Espinoza agrava la percepción ciudadana sobre su compromiso con la función pública.

Representación en crisis
Espinoza representa a Áncash, una región con múltiples desafíos estructurales. En días recientes, sectores como Huarmey han denunciado abandono por parte del parlamentario. Líderes sociales afirman que, mientras la población protesta por obras paralizadas, el congresista aparece en eventos no vinculados a su labor.
“Está más preocupado por figurar que por trabajar. No se conecta, no responde, pero sí viaja”, declaró un dirigente huarmeyano a medios locales.
Comisión de Ética en la mira
Este nuevo hecho podría reabrir el caso en la Comisión de Ética o al menos reactivar el debate sobre la falta de sanciones efectivas a los parlamentarios que incurren en comportamientos poco éticos o ausencias injustificadas.
Voces desde el propio Congreso ya plantean la necesidad de revisar las reglas de permisos y la obligatoriedad de participación remota, sobre todo cuando el país atraviesa crisis o se debaten reformas clave.
Una imagen que golpea la confianza pública
El Congreso atraviesa uno de sus peores momentos de legitimidad ante la ciudadanía, y casos como el de Espinoza alimentan el desencanto con la clase política. Afición futbolera o no, lo cierto es que las imágenes difundidas —fumando, tomando, y ajeno a su rol legislativo— han causado indignación masiva en redes sociales.
Mientras muchos peruanos exigen transparencia, resultados y representación real, la imagen de un congresista celebrando en el extranjero mientras el país debate asuntos cruciales, se convierte en un símbolo de desconexión política.
¿Puede un parlamentario darse el lujo de estar ausente?
Esa es la pregunta que queda tras este nuevo episodio. El caso Espinoza evidencia la necesidad urgente de replantear el sistema de control interno del Congreso y recuperar el sentido de responsabilidad pública de quienes ocupan un escaño.
Porque si el Congreso sesiona en Lima, pero sus miembros prefieren estar en las gradas de un estadio en Ecuador, ¿quién legisla realmente por el país?