Reiwa Izakaya: auténtica taberna japonesa en Lima

Escribe: Chema Tomar | La comida japonesa es mucho más que sushi y sashimis.
Julio Haruyama y el chef Arturo Uchima, creadores del restaurante Reiwa Izakaya.

“Si quieres comer asiático y bueno, debes venir a la avenida Aviación”, alertan Julio Haruyama y el chef Arturo Uchima, creadores del restaurante Reiwa Izakaya, una autentica taberna japonesa en Lima.

Lo que se sirve en Reiwa Izakaya tiene un concepto que enaltece a tres generaciones de japoneses en el país y que busca llegar a los paladares más exquisitos y a los que se atreven a probar más que sushi y sashimi. Este lugar es perfecto para experimentar un mundo de sabores sutiles, agrios, dulces, salados, amargos, es decir umamis. 

Todos los platos que se preparan se hacen con los mejores productos para obtener ese resultado magnífico que ha sido validado por Gastón Acurio y de miles de comensales que acuden a este restaurant en búsqueda de una experiencia que vale la pena vivir con frecuencia.

Este restaurante cuenta con la distinción Japanese Food and Ingredient Supporters, que otorga Japan Extremal Trade organization (JATRO), institución que se encarga de evaluar a nivel mundial este tipo de establecimientos.

Julio y Arturo conocen sus raíces y se sienten orgullosos de ellas, aunque mucha gente los llama “chinos”, ellos están orgullosos de ser peruanos-japoneses.  “Crecimos en una comunidad cerrada en la que todos eran iguales,” me comenta Arturo pero al llegar a la universidad entendió que había algo más allá de esa burbuja en la que había crecido. Su interés por la gastronomía lo llevó a estudiar en Francia y Japón y esta formación lo ha convertido en el cocinero que es hoy. Maneja técnicas, es muy creativo y apuesta por los orígenes, a esa tradición que sabe a hojuelas de bonito, tofu y wasabi.

Julio está más enfocado al modelo de negocio. Su mirada está presente en todos los aspectos de esta taberna que se diseñó pensando las calles de cualquier ciudad japonesa y en ella se reproducen con maestría todos los platos.  Y aunque inicialmente pensaron que el público objetivo sería los miembros de la comunidad a la que pertenecen, el tiempo les ha demostrado que a este lugar llegan los japoneses expatriados que viven en Perú y personas de otras nacionalidades también.

La carta es un mundo fantástico lleno de tradición y sabor.  De acuerdo a mí experiencia, creo que la mejor forma de disfrutarla es en grupo y con tiempo suficiente –que estoy seguro se te pasará volando–, así tendrás la oportunidad de probar más y conocer mejor.

Para abrir el apetito: un trago de Umeshu, un licor bastante suave y refrescante que te prepara para el banquete.  Seguido de unas Gyozas cuya forma de cocción crea un crujiente en la parte superior que debes romper para descubrir esa suave masa rellena de un cerdo que se disuelve en la boca. Este recorrido de sabores se puede seguir con el gran plato Negitoro, fina panza de atún fresco que se coloca sobre un trozo de alga nori y ya envuelto se moja en salsa de soya. En este punto no hace falta complicarse con tradicionales palitos, es mucho más fácil comer con las manos.

Otra entrada que recomiendo es Chikin Nanban, un pollo frito y crujiente servido sobre lechuga y bañado con una salsa tártara que nos recuerda al chicharrón de pollo y que va muy bien con una porción de Agendashi tofu, que sirven en una salsa oscura con una base de soya, jengibre y otras especias. 

A esto punto es bueno parar, respirar, beber para poder seguir con los platos fuertes. Una opción un trago de Hibiki, el whisky más premiado del japón, que va a dejar listo el paladar para entregarte al omusaba que no es más que una fina omelette que arropa a fideos yokisoba, cubiertos de algas nori y Katsuobushi (hojuelas de bonito).  Otro plato es Buta No Kakuni, una panceta de cerdo que flota en una reducción de sake, mirin, shoyu, miel y kombu, que cuando llega a la boca te hace pensar que Dios existe y es japonés.

Créeme que no querrás finalizar, pero en algún momento tendrás que hacerlo y aunque siempre habrá una forma mejor, yo terminé este banquete con un plato de Katsu Kare, un pollo en tempura acompañado de arroz y la mejor salsa de curry de la vida, en la que zanahorias y papas tienen una fiesta de sabor. Este plato marida muy bien con una copa de sake de oro, esta exquisita bebida que contiene finas láminas de este precioso metal en el interior de la botella y que te bendice con suerte si alguna llega a tu copa. El sabor del sake es sutil y delicado y quizás sea una osadía de mi parte decirlo, pero a mí me saba a cava sin burbujas.

 Estoy seguro que siempre vas a quedar con ganas de volver, la propuesta de este sitio es memorable y deja claro que una taberna divertida puede ser un buen lugar para comer y beber bien.

Reiwa Izakaya es una experiencia de tradición, dirigida por expertos que ofrecen calidad por encima de todo, con personal altamente calificado que garantiza que todo lo que llega a los platos este perfecto.

Happy hour de lunes a domingo es muy atractivo, la coctelería es muy variada y con unos precios increíbles.

Reiwa Izakaya: Av. Aviación 2829, San Borja.  Reservas al teléfono: 936 979 280