Ina Mayushin: Sueño en Islandia

Por Marce Rosales | La Amazonía peruana es escenario de una conmovedora historia sobre el poder de la enseñanza y la vocación docente.

por marcerosalescordova@gmail.com
Islandia. Ina Mayushin.

En un rincón aislado de la Amazonía peruana, se encuentra Islandia, un pueblo ubicado entre las fronteras de Perú, Colombia y Brasil. En este remoto paraje, la cineasta Ina Mayushin —apellido artístico proveniente del shipibo-konibo que significa “tierra colorada”— ha ideado una historia que cautiva, narrando la travesía de una maestra que busca su lugar en el mundo. En una tarde fría en Miraflores, conversando cerca del parque, reflexiona sobre los doce años que tomó realizar su película, corrigiendo con precisión que no “tardó”, sino que “tomó” el tiempo necesario. Cree mucho en el poder de las palabras.

La historia de “Islandia”, orientada en la década de 1950, se centra en una mujer maestra que, junto a su hija, emprende un viaje hacia Islandia para ejercer la docencia. Sin embargo, el camino se desvía y las lleva al pueblo de Santos. Aquí, la protagonista se enfrenta a la espera: el río está bajo y el paso a Islandia queda bloqueado hasta que las lluvias lo permitan nuevamente en unos meses. Este pueblo está compuesto por agricultores analfabetos y carece de una escuela, una situación inaceptable que se transformó en un desafío que la maestra decide tomar.

“Islandia” muestra a la educación como un arma contra las autoridades abusivas.

Para Mayushin, que también ejerce la docencia en universidades, la enseñanza es un intercambio bidireccional que no se limita a las materias de escritorio. Esto se refleja en el filme: la maestra comienza a educar al hijo de la casa donde se aloja y luego a la dueña, extendiendo su impacto a toda la comunidad. Enfrentándose a la resistencia del gobernador, quien opina convenientemente que la educación es innecesaria para sus habitantes, la maestra persevera, estableciendo una escuela improvisada en la selva. Los intercambios van más allá de lo académico, abarcando el trueque de conocimientos y la enseñanza de la vida misma.

Siendo hija de maestros, narra con nostalgia el viaje educativo de su madre en Samito, un pueblo similar a Islandia. La cineasta reveló que su madre enseñaba a sus alumnos no solo a leer y escribir, sino también a vivir, llevando a sus estudiantes en excursiones para aprender sobre la naturaleza y la vida. Luego de una visita al pueblo con el propósito de grabar su documental “Carta desde Samito”, se quedó sorprendida de que los pobladores la seguían teniendo muy presente. “Cuando volví ahí cincuenta años después, me impresionó cómo la gente aún recordaba a mi mamá y todo lo que hizo por ellos”, cuenta.

La mariposa monarca apareció en distintas escenas de la película. Para la cineasta, era su madre haciéndose presente.

Y en efecto, esta película no solo retrata la lucha por la educación, sino que también celebra la interculturalidad. La convergencia de culturas, representada a través de la convivencia entre la maestra y los habitantes indígenas, es un tema muy presente. La protagonista y su hija se adaptan a su nuevo entorno, aprendiendo y enseñando simultáneamente, creando un puente entre dos mundos. Este mestizaje cultural es palpable en cada escena, desde el idioma hasta los cantos en shipibo-konibo que forman parte del soundtrack.

Una mariposa monarca, casi mágica, se convierte en un símbolo recurrente a lo largo de la película. Apareciendo en momentos clave, esta mariposa es interpretada por ella como la presencia de su madre, acompañándola y despidiéndose en el último día de rodaje. La mariposa, una reina en su reino, se integra en la gráfica de la película, como símbolo de la belleza y majestuosidad de la vida en la selva, a pesar de su vida efímera.

LEE | Cynthia Martínez: Ponerme a volar

En el estreno especial de la película, la cineasta fue ovacionada por una audiencia mayoritariamente compuesta por maestros. La película, aunque ambientada en los años 50, resuena con una vigencia actual, abordando temas universales como la educación —o la carencia de ésta—, la interculturalidad y el valor de la comunidad. Además, esto cobra más vigencia con las recientes denuncias de abusos sexuales en las comunidades awajún y wampis, donde el Estado mostró un deficiente performance, catalogándolos inicialmente como “prácticas culturales” y sin tener hasta el momento acciones contundentes contra estos casos.

Mayushin se inspiró en el trabajo de su madre.

Después de todo, espera que “Islandia” inspire a valorar a los maestros y la importancia de la educación. Su película es un homenaje a los educadores que, con sacrificio y dedicación, transforman vidas, incluso en los lugares más remotos de nuestro país. Además, este filme es un recordatorio de que, en la búsqueda de nuestros sueños, a menudo encontramos nuestro verdadero hogar en los lugares más inesperados.

También te puede interesar

 Av. Guardia Civil 1321, Oficina 1802, Surquillo, Lima – Perú

Copyright ©caretas.pe | Por Revista Caretas

Todos los derechos reservados

Ilustración Peruana

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Aceptar Leer más

Política de privacidad y cookies
¿Estás segura de que quieres desbloquear esta publicación?
Unlock left : 0
Are you sure want to cancel subscription?
-
00:00
00:00
Update Required Flash plugin
-
00:00
00:00