Hay lugares que solo puedes describir con una sonrisa y eso me pasa cuando hablo de Rocco, la trattoria que dirigen Rafael Osterling, Rodrigo Alzamora y Sebastián Vergara.
Rocco es el resultado de más de diez años de conceptualización. Rodrigo Alzamora cuenta que en sus platos están puestos todos los sabores que les apasionan, y que la carta fue hecha con la intención de recrear una trattoria italiana en la que la creatividad está sobre la tradición, respetando la esencia de los productos. Los resultados son fantásticos y cada bocado es una fiesta de sabor.
Al sentarte a la mesa lo primero que te ofrecen es una bolsa de pan fresco acompañado con aceite de oliva. Aquí corres el riesgo de comértelo todo antes de que llegue la entrada, que en esta carta recibe el nombre de antipastos. De estos quiero destacar el Coliflor Magrebí. Después de probarlo me pregunté: “¿Cómo vuelvo a comer coliflor después de saborear esta maravilla?”: rostizado, con los sabores intensos de la mantequilla y las hierbas que acompañan la salsa. Otra entrada inolvidable es Tonno Tonnato, el atún en otro nivel, con pequeños trozos de cebolla encurtida y alcaparrones que hacen magia en la boca.
El restaurante Rocco tiene dos cartas, la principal y otra con las recomendaciones del día, en la que encuentras platos que son creación del equipo y que se evalúan antes de ser incorporados a la carta principal. En esta destacan los Ravioles Fonduta, quizás la receta más tradicional que presentan, rellenos con una combinación de burrata, mascarpone y ricota al óleo, con salsa de tomate. Es un plato por el que siempre volvería. La suavidad de la pasta es única y la combinación de los quesos resulta perfecta.
Todos los platos están tan bien pensados y estructurados que te preguntas: “¿Por qué no he venido antes?”. Si decides acudir, busca los Tlagiarini San Remo, una delicia que sorprende con la incorporación del erizo. Y por favor, no te vayas sin probar el helado de pistacho. Es una caricia para el alma.
El servicio es impecable, no se deja nada al azar. En Rocco se respira armonía, y en las mesas puedes ver grupos de personas muy animadas compartiendo un plato o disfrutando de la coctelería. El bar se ha convertido en uno de los preferidos de la ciudad y es porque la coctelería es excelente y el ambiente muy agradable y propicio para los encuentros con amigos.
En este restaurante es común ver a los chefs paseando por el salón. Disfruté mucho mirando a Sebastián Vergara presentar cada plato con maestría y un brillo en los ojos, similar al de un padre que habla con orgullo de sus hijos. Este es un restaurante que llegó para quedarse. Ha tenido un año muy bueno y el salón está lleno en cualquier día de la semana. Aquí realmente se vive la experiencia. Todo el equipo trabaja para que algo maravilloso suceda y mientras disfrutas del último sorbo de limoncello, sonríes y te preguntas: “¿Cuándo vuelvo?”.
Rocco: Calle Colón 501, Miraflores (@rocco.trattoria)