Ximena entra a Guargüero con ese paso rápido que no busca atención, pero igual la genera. Deja el bolso, acomoda la silla y respira tranquila. En cuestión de segundos entra en personaje y empieza a contarlo todo. Tiene mucho que decir porque en once meses, ha hecho cosas que a otros les toma más tiempo.
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