Un billete de diez soles arrojado al suelo. Una cámara que no tiembla. Un anciano que, con manos gastadas y temblorosas, se inclina a recogerlo. En su situación, no hay de otra. Así empieza el experimento social de José Sebastián Cusquisiban Benítez, más conocido como Lemon Pay, quien termina actuando como un verdugo de la compasión, escondiéndose detrás de una máscara de la peste negra. Bajo el rótulo de “experimento social”, eufemismo que en redes sirve de coartada moral, el influencer lanzó dinero a ancianos necesitados y los filmó recogiendo lo que para él era contenido, y para ellos, una pequeña ayuda que les sería muy útil para su día a día.
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