Simón Fernando Yriberry (nombre real de Moncho Berry) carga su ukelele en la mano y da vueltas por la habitación. De momentos le da sorbos a un vaso de latte. La primera escena transcurre en su estudio: “El Totoral”, un espacio que antes fue taller de su abuela pintora. Allí, mientras desenreda cables, explica por qué ser músico en Perú es una declaración de fe.
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