La campaña ya no empieza en la plaza, ni siquiera en la franja electoral. Empieza en TikTok. Lo que comenzó como una red social de adolescentes bailando, hoy es el nuevo campo de batalla de la política global. Lo entendió Donald Trump cuando intentó vetarla en 2020 y lo confirmó Nayib Bukele cuando consolidó su narrativa de “mano dura” con una estética visual que TikTok devoró. En Argentina, Javier Milei potenció su figura desde los clips más virales; en Brasil, Lula y Bolsonaro libraron parte de su guerra digital en la plataforma. Hoy, ningún político que quiera hablarle al futuro puede ignorarla.
En el Perú, más de 20 millones de personas lo usan y donde una franja decisiva del electorado es joven, móvil y emocionalmente conectada, la plataforma no solo entretiene: define. A diferencia de Facebook, donde aún predominan discursos formales y estructuras partidarias tradicionales a pesar de seguir siendo la red social número uno en cantidad de usuarios, TikTok premia la cercanía, la creatividad y la autenticidad –o al menos la sensación de ella–. Aquí no hay tiempo para el “discurso”, sino para la narrativa visual inmediata, muchas veces empapada de humor, ironía o emoción.
¿Quiénes lo están entendiendo y quiénes siguen atrapados en la lógica de los mítines y los spots de televisión? ¿Quiénes tienen comunidad real y quiénes apenas acumulan views vacíos? CARETAS toma el pulso digital de los precandidatos presidenciales peruanos en TikTok. Desde la estrategia performática de Rafael López Aliaga hasta el silencio casi total de Verónika Mendoza. Desde el estilo confesional de Keiko Fujimori hasta la sátira política de Carlos Álvarez.
En una plataforma que privilegia lo visual, lo inmediato y lo viral, los precandidatos peruanos muestran sus cartas, cada uno a su estilo: desde los que bailan con influencers hasta los que lanzan propuestas desde parajes remotos. Aquí, un corte de abril sobre quién está en TikTok, cómo se mueve… y cuántos lo están mirando.
Esto es el TIKTÓMETRO. Bienvenidos al algoritmo de 2026.
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