El cabello rizado de Antonella Aservi es un espectáculo en sí mismo: se mueve con ella, como si sus pensamientos flotaran entre cada ondulación rojiza. Sus ojos color caramelo no solo miran, sino que analizan, interpretan y, cuando es necesario, desafían. Su mundo no es de una sola dimensión: transita entre videojuegos, tecnología, anime y modelaje con la naturalidad propia de alguien que no se encasilla.
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