Martín Dulanto, arquitecto peruano, ha sido recientemente galardonado con el bronce en el Premio ADUS LATAM, organizado desde 2013 por la empresa multinacional de origen francés Saint-Gobain, por Casa Manire, un proyecto que redefine la relación entre arquitectura y entorno natural. Ubicada en la selva de Cusco y diseñada en colaboración con Puna Estudio, Casa Manire ha sido reconocida en el ámbito internacional no solo por su estética contemporánea, sino también por su enfoque sostenible, que demuestra cómo el diseño puede integrarse de forma armónica con la naturaleza.
Para Dulanto, recibir este premio ha sido una sorpresa y un logro significativo, pues más allá de ser una obra arquitectónica, es una manifestación de sus principios y valores. “Es un proyecto que diseñé junto a mis amigos Mariana y Jerko, y en cada detalle se refleja el cariño y el respeto con el que lo trabajamos”, comenta el arquitecto. La obra resalta por sus líneas limpias y su conexión con el entorno, inspirada en las cabañas de bosque japonesas que logran integrarse con el paisaje de una forma casi imperceptible. La protagonista es la naturaleza, mientras que la arquitectura es un medio para asegurar el disfrute sencillo y auténtico del espacio.
Un principio, no un adorno
En tiempos en los que la sostenibilidad en arquitectura parece ser una novedad, Dulanto opina que debería ser una norma. “Más que ser un mérito particular, un proyecto sostenible debería ser la regla. En la época en la que vivimos, construir de otra manera no tiene sentido”, reflexiona. Casa Manire es un claro ejemplo de este compromiso: se utilizaron materiales locales, como madera certificada, y la mano de obra fue totalmente de la zona, no solo para minimizar el impacto ambiental, sino también para involucrar a la comunidad y aprovechar sus capacidades técnicas. Este enfoque, que se centra en respetar y potenciar los recursos del lugar, busca demostrar que es posible construir en armonía con el entorno sin sacrificar el diseño.
Para Dulanto, es un paso importante hacia una arquitectura que tenga en cuenta su impacto en el mundo. “Si este premio ayuda a generar más conciencia sobre la preservación de nuestros espacios naturales, habremos ganado todos”, asegura.
Además de su contribución al diseño sostenible, ha permitido visibilizar Manire, una región poco conocida del Perú. “Es un rincón olvidado del país. Este proyecto, de alguna manera, le da voz a este lugar maravilloso que casi nadie conoce”, afirma Dulanto. Para él, la arquitectura no solo debe responder al paisaje, sino también aportar a las comunidades locales y poner en valor aquellos espacios que, aunque están llenos de potencial, permanecen al margen del desarrollo.
Viviendas y planes educativos
Dulanto ha construido una carrera sólida en el diseño de viviendas residenciales, tanto de playa como de campo y ciudad, pero sus intereses van más allá de lo residencial. Actualmente, junto a un grupo de amigos, está explorando la posibilidad de diseñar un colegio en el norte de Perú que replique el enfoque sostenible de Casa Manire. Aunque aún es solo una idea, Dulanto sueña con crear un espacio educativo que no solo sea funcional, sino que también fomente el respeto por el entorno natural. “Estamos soñando con esta idea y trabajando para que se haga realidad”, finaliza. La clave, según Dulanto, es entender que la arquitectura debe ser sensible al lugar en el que se inserta, para que se convierta en parte del paisaje en lugar de imponer su presencia. (Marce Rosales)
