En una habitación de un hotel en Vietnam, con una boina blanca en la cabeza, uñas largas y un aire bastante relajado, Lenin Tamayo se toma un respiro antes del último concierto de su gira por Asia. Con solo 24 años, este joven ha logrado trascender fronteras con un género propio, el Q’Pop, una fusión entre el bastante conocido K-pop y la ancestral música andina. La gira, que lo ha llevado a países como Corea del Sur, Tailandia e India, es la culminación de años de autogestión y reinvención personal.
“Para mí, nunca fue K-pop. Siempre fue música andina, una herencia que llevo en el corazón”, dice sobre su arte. Tamayo, graduado en psicología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, evoca recuerdos de su madre, la cantante cusqueña Yolanda Pinares, dando un concierto sinfónico en 2006. La música se apoderó de él y lo hizo sentir como nunca, escena que plantó las semillas de lo que describe como su propuesta musical: un sincretismo cultural entre el pop global y las raíces profundas del Perú.
“Todo empezó en TikTok, una plataforma que, irónicamente, me ha permitido conectar con audiencias globales”, cuenta. En 2020, un video suyo se hizo viral, y entre los comentarios había quienes lo comparaban con el K-pop y etiquetaban su música como “K Pop en quechua”. Aunque estos comentarios venían con odio, abrazó la etiqueta y convirtió el término en un símbolo de orgullo. “Lo que algunos intentaron ridiculizar, lo transformé en mi bandera”, afirma.
Es un artista que no teme mirar con ojo profesional. Como psicólogo, analiza tanto las reacciones del público como las suyas. “He tenido que aprender a lidiar con el hate en redes. Decidí subir mis videos y no leer los comentarios”, confiesa. “Prefiero guardar esa energía para crear música que conecte, no con el odio, sino con la esperanza”, añade.
UN MENSAJE UNIVERSAL
A lo largo de la gira, Lenin ha llevado su mensaje a audiencias diversas. En su concierto en Vietnam, algunas personas se acercaron a agradecer por el mensaje de su música. “Estamos hablando de conceptos profundos, como psicólogo me resulta impresionante ver cómo el arte puede sensibilizar a una audiencia tan diversa”, reflexiona. Él entiende que la música va más allá de las diferencias culturales o étnicas y es una herramienta para conectar en un nivel más humano, donde lo importante es la vida y cómo vivirla bien.
EL FUTURO DE UN PIONERO
Recientemente, fue considerado como uno de los líderes de la siguiente generación por la revista TIME. “Es un honor recibir ese reconocimiento, especialmente si se trata de un proyecto tan complejo como este. Con mi esfuerzo voy a demostrar que trabajando puedes abrirte posibilidades y que mi verdad tendrá valor en algún espacio”, afirma con humildad. A su regreso a Perú, Lenin planea continuar con la producción de su trilogía musical inspirada en la cosmovisión andina. Su último EP, Amaru I, es apenas la primera parte de un proyecto mayor que seguirá explorando la conexión entre el mundo moderno y las raíces ancestrales de nuestro país. Así, Lenin continúa su viaje, llevando consigo la historia de un país, de un idioma, y de un artista que se atrevió a ser diferente.