Escribe: ARQ. URB. JORGE RUIZ DE SOMOCURCIO
Estamos a pocos días de la reunión de APEC (Foro de Cooperación Económica Asia – Pacífico) el 15 y 16 de noviembre, donde Perú será anfitrión por 3ra vez después de 2008 y 2016 y la conversación en corrillos de arquitectos, ingenieros o economistas versa sobre la inauguración del mega puerto de Chancay que, en esta oportunidad, tiene como cereza de la torta, la visita del presidente chino Xi – Jinping.
Todo apuesta a que el Gobierno aprobará entre gallos y medianoche los Planes Urbanos de los tres distritos directamente conectados al puerto: Chancay, Huaral y Aucallama y dará luz verde a una visión incompleta y distante de aquellas que más bien apuestan a destacar la importancia Regional de este puerto como conexión entre el Pacífico y el Atlántico, y reconfigura el rol de Lima, como un renovado ámbito de desarrollo nacional, conectado con uno de los próximos Corredores económicos del planeta, que constituyen parte de la nueva versión de la ruta de la seda.
En 1988 el APEC representaba casi el 54 % del intercambio peruano con el exterior, pero el 2024 este intercambio es casi el 70 %. Imaginemos el potencial que puede tener este Corredor, hoy, que nos acerca a un mercado de 2000 millones de consumidores en Asia y Oriente.
El Estado ha preferido apostar por una visión distrital del desarrollo, y un modelo de gobernanza aun inexistente pero que posiblemente descansa en una entidad inter – ministerial con visión sectorial. Con lo cual el impacto del mega puerto posiblemente quede reducido en términos urbanos a algo similar a Chimbote o el Callao en el mejor de los casos, ciudad atrapada por la corrupción. Cero beneficios del puerto más allá del Canon. Callao no tiene ningún peso como modelo de desarrollo a pesar de tener puerto y aeropuerto internacional. Como si ocurre con otras ciudades puerto como Shanghái, Rotterdam o Singapur. Se necesita crear una zona Económica, Social y Ambiental Especial que conduzca al modelo de desarrollo (ZESAE)
Hay 2 Corredores muy potentes que servirían para ordenar el territorio; uno en el sentido norte – sur, que va desde la cuenca del río Huaura hasta el norte de Lima con la cuenca del Chillón. Y el otro un Corredor transversal que va desde la costa hasta la amazonia con un corredor logístico transandino y conectado económicamente con Colombia, Brasil y Argentina, países productores de alimentos y minerales para el mercado asiático.
En estos Corredores el Estado debe tener un rol promotor del desarrollo industrial, de una nueva matriz energética, de clusters de investigación y capacitación, y de una economía circular.
La reunión de la APEC en Lima abona al reconocimiento de nuestra capital y país como centro neurálgico de las nuevas jugadas geopolíticas que se están dando en el mundo. Y es también una oportunidad para reivindicar las nociones de sostenibilidad como un paradigma para repensar un desarrollo de cara al planeta y a la reducción de brechas en un mundo cada vez más inequitativo.