María Pizarro: He aquí el amor

La obra desafía las normas de poder y religón en el Perú colonial, explorando teologías radicales y enfrentando una implacable maquinaria imperial en una obra intensa.

por asistentemk

La aventura de poner en escena a un personaje del s. XVI, en plena instalación del poder virreinal español, es ya un acto de mérito histórico. María Pizarro desata una revolución teórica y de clarividencias inéditas respecto a las primeras etapas del proceso de evangelización católica. Además, forma parte de una elaborada conspiración contra el sistema imperial europeo. Todo un fascinante e intenso debate teológico en el que están involucradas las mentes más preclaras de la época. Por eso, contar su historia es indicar también los orígenes de nuestras vicisitudes como comunidad peruana.

Bajo el enfoque de la dramaturga Rocío Limo, Pizarro es un espíritu rebelde y simbólico, contiene también claves de interpretación política junto al célebre teólogo dominico fray Francisco de la Cruz, el autor de la interpretación más radical respecto a la constitución de un mundo alterno a través de la inevitable parusía. Todo un planteamiento de una nueva civilización desde los vencidos. El apocalipsis, entendido como una renovación del género humano y el renacimiento de oportunidades igualitarias a escala planetaria.

Una compleja red de tensiones imaginarias y debates bíblicos en la que se mezclan exorcismos agotadores, enamoramientos confusos, profecías milenaristas, contraataques reformistas cristianos, descubrimientos de sentimientos singulares, revelaciones de intereses intrigantes, en la que hay una larga batalla por definir el siguiente momento del Perú. Por eso la importancia multidireccional de la presencia renovada de una joven mujer, ahora visibilizada por esta obra valiosa, que representa la lenta disolución de los restos de pureza que quedaban de una cultura que estaba siendo colonizada.

Aunque la clave elegida es exponer el intenso combate interno, íntimo, privado, el telón de fondo es una de las conjuraciones y acusaciones de herejías más extraordinarias que hayan sucedido en el Perú. Por eso, la sombría construcción escénica, con esos visos de oscuridad psicológica, de claroscuros morales irremediables, ante la disposición de una lectura distinta de los sucesos, nos señala un alma torturada que, en camino a esa libertad que ansía, busca respuestas lejos de lo real. Es el drama personal, singular, esencial, que, más allá de esas exploraciones espirituales, traza una imposibilidad, nos registra las hondas contradicciones existenciales que desde hace siglos tienen ya los que habitaban estas tierras.

La máquina de poder y su representación biopolítica es imparable y opresora. Con esa potencia aplastante y tiránica, termina por avasallar cualquier individualidad que se diferencie, por apagar, inmisericorde, la voz que cuestiona, a quienes, como María Pizarro, se enfrentan a los procedimientos intransigentes e intolerantes que nos asolan constantemente.

Dramaturgia: Rocío Limo

Dirección: Vera Castaño

Elenco: Daniela Rodríguez, Dante del Águila, Rocío Limo, Irene Eyzaguirre y Santiago Magill.

Lugar: Teatro de la Alianza Francesa de Lima (Av. Arequipa 4595, Miraflores)

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