A diferencia de la televisión nacional, el teatro peruano se ha tornado más variado, más arriesgado y, sobre todo, de una calidad increíble. Es inevitable ver la impecable performance de los actores en una obra como Detrás ruge el lago (actualmente en el Teatro La Plaza), y no pensar que ese gran talento nunca se refleja en las series o telenovelas, y que muchas veces es desperdiciado en historias sosas y repetitivas.
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