Octubre en Lima no solo se tiñe de morado por la venerada procesión del Señor de los Milagros, sino que también se endulza con el inconfundible aroma y sabor de los turrones. Irresistible y, a veces, capaz de despertar un deseo incontrolable en algunos comensales, quienes juran que esperan el mes morado para “meterle cara” a este postre y devorarlo en cuestión de segundos. Este manjar tradicional siempre se convierte en el protagonista indiscutible de las mesas peruanas, y este año promete ser más especial que nunca.
Uno de los nombres que resuena con fuerza en esta temporada es el de Olga Carreño, fundadora de Turrones Doña Olga. Con 45 años dedicados a este muy dulce oficio, ha involucrado a su familia en la elaboración de este postre. “Hacer las cosas con amor es el ingrediente secreto”, confiesa. Su receta, transmitida de generación en generación, utiliza ingredientes de primera calidad: harina preparada, huevos, mantequilla, manteca y ajonjolí. Pero el verdadero corazón de su turrón es la miel de frutas, hecha con membrillo, durazno, canela, clavo, limón, naranja, piña y hojas de higo que aportan un aroma especial.
No solo vende sus turrones durante todo el año, sino que también comparte su conocimiento impartiendo clases. “Hay que tener paciencia para preparar la miel, pero vale la pena”, asegura. Ubicada en Pueblo Libre, sus delicias llegan a toda Lima e incluso al extranjero.
Otro punto imprescindible en esta ruta dulce es el Monasterio de Santa Clara en Barrios Altos. Las monjas venden sus turrones exclusivamente en octubre, ofreciendo un producto artesanal sin preservantes, con miel de naranja y frutas naturales. Los precios son más que accesibles: 24 soles el kilo, 12 el medio kilo y 6 el cuarto. Además, en noviembre y diciembre deleitan a sus fieles clientes con panetones caseros. Durante esta campaña cuentan con un puesto en la zona de ventas de la Iglesia Las Nazarenas.
No se puede olvidar a Turrones de Doña Pepa de Jaramillo, con más de 50 años de tradición. Sus turrones se distinguen por una miel de pura fruta que incluye piña, limón, higo, membrillo y naranja. Ofrecen diferentes presentaciones y precios: el tradicional a 20 soles el kilo y opciones más sofisticadas como el turrón de exportación, hecho con harina de trigo especial, mantequilla y leche descremada, a 25 soles el kilo. También cuentan con una variante de ajonjolí, ideal para quienes buscan algo menos dulce o tienen restricciones alimentarias.
Finalmente, los turrones San José se mantienen como un clásico. A pesar de los desafíos, han logrado mantener sus precios y calidad. Ofrecen tres tipos de turrones: tradicional, exportación y premium. El tradicional destaca por su miel de naranja, el de exportación añade ingredientes especiales, y el premium, sin grajeas y con frutas, es perfecto para quienes prefieren un dulzor moderado. Según uno de sus vendedores, durante este mes se puede llegar a vender hasta 1,500 kilos diarios, una muestra del amor que los limeños tienen por este dulce.
Pero, ¿qué hace que este año sea especial? Según declaraciones a un medio local de Pío Pantoja, presidente de la Asociación Peruana de Empresarios de la Panadería y Pastelería (ASPAN), se espera un aumento del 12.5% en las ventas de turrón. Y lo mejor es que los precios se mantendrán estables gracias a la disminución en el costo de algunos insumos y la estabilidad del dólar.
En medio del caos político y social que atraviesa nuestro país, no está de más endulzar el paladar con turrón. De seguro quitará la amargura, aunque sea momentáneamente.