Apuntes Cívicos para Líderes Empresariales

Hay empresarios capaces de asumir una participación en serio, sostenida y clara con los asuntos comunes.

por asistentemk

Avanzamos para atrás, diría Umberto Eco, y nuestra historia, fatigada de avanzar, retrocede sobre sí misma. La criminalidad organizada y la corrupción política, caras de la misma moneda, funcionan de formas audaces y efectivas. Quienes deberían detener su avance, han decidido beneficiarlos con su accionar y su legislación.

Asesinan familias, extorsionan a los grandes comerciantes, incendian a los pequeños emprendedores. Las mafias no piden por favor.

No podemos estar diseñando el fin del mundo todo el tiempo. Si los gobiernos no lideran y los políticos no tienen un plan, por qué no convocar a quienes cotidianamente actúan desde el propósito, tienen una visión, miden sus acciones, gerencian sus recursos y en medio de la crisis, logran ser sostenibles y, a veces también, eficientes.

La defensa del bien común requiere de todos. Es verdad que existen mercaderes responsables de tanto desastre. Pero también existen empresarios capaces de asumir una participación en serio, sostenida y clara con los asuntos comunes a la vida cívica. A estos debemos invitarlos, buscarlos, provocarlos y no permitir que la mirada corta se imponga a la misión nacional de diálogo y cambio.

En el Perú, 2 de 3 ciudadanos consideran que los empresarios deben sentar posición pública y visible sobre asuntos políticos y sociales. A nivel global, 81 % de encuestados considera que los CEOs deben ser visibles en la discusión de asuntos públicos, y un 60 % espera que sus CEOs hablen sobre asuntos sociales y políticos, así sean controvertidos.

Preguntaba esta semana Jorge Medina, líder de Capitalismo Consciente: “¿Cómo podemos los empresarios participar en los problemas públicos que atañen al bien común?”

Se requieren ideas, esos poderosos artefactos que construyen realidad y se insertan en las grandes transformaciones. Se necesita a quienes defiendan tales ideas y las aterricen en políticas para mejorar la vida de todos. Estas tareas cuestan, de la misma manera en que es costoso hacer política en un país disfuncional. En este frente, el del financiamiento claro y sostenido, también tienen los empresarios un papel que jugar. En suma: ideas, talento y funding.

La inversión y el desarrollo económico no pueden estar divorciados del desarrollo social y humano. Lo primero no es sostenible sin lo segundo. Lo que es bueno para el Perú, es bueno para la empresa; en ese orden, no al revés. Esto también lo decía Medina, pero en el 2013… y sin embargo, los centros de pensamiento (think tanks) y los centros de acción (do tanks) todavía escasean.

A menudo quienes buscan la escena política, tienen sueños que son irrealizables, y a diferencia de quienes tienen experiencia en la gerencia de las cosas, no cuentan con el hábito de ejecutar planes. Las fantasías sin visión y planeamiento, son quimeras que no mejoran la vida de nadie. Por el contrario, contribuyen a la desesperanza y afectan negativamente la vida de las grandes mayorías.

Sin la participación decidida de quienes gozan hoy de empresa, proyectos y prosperidad, será muy difícil poner en marcha misiones ambiciosas y resolver creativamente los grandes desafíos de nuestro tiempo, al tiempo que sacamos del inmovilismo el espíritu cívico de nuestra generación.

Salir del sonambulismo, tomar conciencia, pasar a la esperanza. La esperanza no es ciencia dura, sino que tiene también peligros y amenazas. Sin una misión nacional clara, no sabremos si avanzamos o retrocedemos. Construir ello con los empresarios también, es un primer paso, pues una vez que tengamos una idea compartida del punto de llegada, debemos pavimentar nuestro camino hacia allá.

El costo de involucrarnos es alto. El de no hacerlo es mayor.

En 1858, Lincoln sostuvo en un discurso de campaña que “una casa dividida contra sí misma no puede mantenerse en pie”. Junto a los líderes del mundo empresarial y emprendedor (innovadores, emprendedores, CEOs, directores, gerentes, expertos y especialistas), podremos completar el sentido auténtico de una “casa unida”, en donde no solo se aspire a instituciones democráticas, sino también a instituciones libres.

Martín Soto Florián

Profesor PUCP y director del Grupo Valentín

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