Cuando en 1986 marcha a estudiar a Holanda, Llanos dedicó todo un lustro al textil monumental que posteriormente complementaría con Antropología teatral en Italia. Pero ocurre que Ámsterdam y Boloña influyeron en el desarrollo de un dadaísmo muy latinoamericano lo que me motivó a invitarlo a la Sala Miro Quesada en 1993.
A su regreso definitivo, una década después, alternó la práctica de la terapia psicoanalítica con el arte. Los subversivos collages de antaño, que se prestaban a múltiples lecturas, fueron derivando a la pintura sin dejar de lado la tapicería que fue adquiriendo un carácter más arquitectónico.
Sus muestras a partir de 2016 me resultan sorprendentes en cuanto a la disciplina de un hombre multidisciplinario que ha logrado –sin duda con notable esfuerzo– pintar muy bien. En ese esforzado periplo se puede observar la permanente búsqueda de la belleza, de un equilibrio donde ya no es posible avizorar las subversiones de antaño.
¿Pero se ha domesticado Llanos? Creo que su persistencia en hacer arte más apacible puede ser un refugio de los extravíos propios de la creación. De allí la armonía de sus obras, el cuidadoso oficio, el protagónico lirismo, en suma la búsqueda de una poética ahora debatible en la estética contemporánea. Sugiero leer “El abuso de la belleza” de Arthur Danto.
En su muestra actual Llanos se introduce en los arriesgados caminos del informalismo. Pero a diferencia de esa gran pintora que es Ana Osorio, él añade debajo de la piel pictórica, cuerdas que van diseñando una trama geométrica. Esta fusión de lenguajes se muestra de manera más contundente en esos cuadros en los que a manera de capas va aplicando planos de color, manchas inestables y sobre ellas triángulos, a modo de teselaciones, que dejan ver los fondos anteriores.
Para el final hemos dejado la obra que más se relaciona con los tejidos iniciáticos, los relieves con curvas de plata que tanta acogida le mereciera. Hay algunas que pudieran inspirarse en el ritmo logrado por Kandinsky cuando unía música y pintura, pero esas son simples coincidencias estilísticas. Lo importante de estos “tejidos metálicos” son sus posibilidades escultóricas a través de relieves, ángulos tridimensionales o la intención expresionista que rompa el equilibrio de hoy. Él lo sabe a la perfección. Ha ganado un premio de escultura y ha participado en muestras de arquitectura.
Quizás Llanos pudiera interesarse en fusionar las turbulencias del pasado con refinamientos del presente para permitir una síntesis de su proceso creativo. Pero este es un asunto que depende de los laberintos mentales de cada uno y de la voluntad del autor. Lo que realmente cuenta es que La Galería presenta la muestra de un artista respetable que amerita ser visitada.