En una mañana de invierno extrañamente brillante en Lima, el sol cae tenuemente sobre La Crepera, un local escondido de waffles al que suelen acudir jóvenes de la comunidad de K-pop. Este es el lugar donde las chicas de BlingOne decidieron compartir sus vivencias. Kenny, Abigail y Rubí, tres nombres que hoy resuenan en dos continentes, juegan curiosamente con sus aperitivos y con sus nombres, bromeando e intercambiando identidades por pura diversión. Es un gesto trivial que no pudieron mantener porque les venció la risa, pero quizás revela el juego más grande en el que se han embarcado: el ser idols de un mundo donde el maquillaje y los movimientos sincronizados son solo la punta del iceberg.
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