Trascender y dejar un legado. Ese es el norte de toda empresa familiar que tenga un norte. El
próximo 21 de agosto, la Asociación de Empresas Familiares (AEF) celebra su XII congreso anual.
Su presidente, Paul Romero, señala que “somos 83 grupos familiares y agrupamos alrededor de 400
miembros. Más o menos abarcamos de 2 a 3 empresas por cada una de las familias. Entonces
estamos hablando de casi 250 empresas”.
Actualmente la AEF tiene cinco comités: de Conocimiento, Promoción y Regionalización,
Sostenibilidad, Nuevas Generaciones y Mujeres. Está relacionada con la academia y publica una
revista. Organiza unos 25 eventos al año. El Congreso de este año se realizará en el Centro de
Convenciones de Esan en Surco.
“Es un momento donde compartimos experiencias reales de familias”, añade Romero. “A veces
invitamos grupos de fuera como el año pasado cuando vino una familia colombiana que está pasando
a su séptima generación. Es riquísimo escuchar cómo pueden perdurar tantos grupos familiares y
tratamos de nutrirnos de todas estas experiencias”.
La sucesión es un tema central. El emprendimiento familiar, otro. “Tenemos un primer espacio
donde estamos trayendo uno de nuestros sponsors para que nos hable cómo se está viendo al país
desde afuera, en cuanto a la parte económica, el posicionamiento del país y las oportunidades de
negocios”.
El primer panel es “Construyendo un consejo”, donde podrá verse la relación entre los accionistas y
la gestión familiar. El segundo tendrá la exposición de las empresas familiares. Luego Javier Calvo,
que compartirá la experiencia luego de la venta de su empresa Liderman hace ya 10 años. En el
cuarto espacio se tratará de la diversificación para la proyección del patrimonio familiar y el
emprendimiento familiar. Como caso de éxito estará Augusto Baertl y la Agrícola Chapi. Cerrará el
vento la fundadora la AEF, Maríela Alcalde Sharff.
¿Qué es lo que usualmente conspira contra la trascendencia de las empresas familiares? Romero
responde que “nuestro comité de Sostenibilidad se llama así porque, más que el aspecto verde que
también trabaja, la pregunta es cómo podemos trascender en el tiempo y dejar un buen legado. Y eso
se genera básicamente con la gobernanza y el gobierno corporativo en las empresas familiares. Esto
es lo que hace que las empresas perduren. Lo que choca contra eso es que las empresas, las familias,
no separan bien, no organizan sus buenos gobiernos corporativos. Creen que los tienen bien
organizados, pero no lo están”.
¿Cómo se paran los accionistas con respecto a la familia? ¿Cómo arman sus directorios? ¿Qué tantos
directores externos tienen? ¿Son los que realmente necesita la empresa? ¿Qué tan involucrada está la
familia dentro de estas empresas? ¿Tienen las capacidades para estar en puestos gerenciales? ¿Cómo
están armando sus planes de sucesión para las siguientes generaciones? ¿Cómo lo hacen para no
perder capacidad emprendedora? Preguntas que aterrizarán sus respuestas.
“En el Congreso puedes encontrar a tus posibles futuros directores o tus socios en proyectos futuros.
Se genera un espacio inter pares”, dice Romero.
El caso de la venta de Liderman da pie para aclarar que “lo que pasa es que finalmente lo que tú
tienes es un patrimonio. La trascendencia también puede implicar su transformación”.
Y a las siguientes generaciones “les decimos oye, antes que sean buenos ejecutivos tienen que ser
buenos accionistas, buenos socios. Ustedes pueden hacer sus proyectos afuera, estar viviendo en
otros países, pero nunca se van a desprender de su patrimonio”. Un proceso en el que, subraya, las
habilidades blandas pesan un 90 %. “Buenos ejecutivos hay en cantidad y mejores que nosotros.
Arriba está el ser socios. El que se puedan llevar bien entre ustedes, que puedan seguir construyendo,
seguir creciendo. Ese es un gran reto”.