En medio de las circunstancias que padece Venezuela, el liderazgo asumido por María Corina
Machado marca una gran diferencia.
En la conferencia de prensa realizada el lunes 13, Machado respondió a CARETAS sobre la
posibilidad de una intervención militar internacional:
“Estoy convencida que no vamos a llegar a esos escenarios porque tenemos por delante la
oportunidad única de hacer una transición ordenada, que es por lo que nosotros estamos
trabajando y dando la vida. Seguimos en las calles de manera pacífica y cívica, lo cual no quiere
decir que sea débil. Creemos que con el apoyo de la comunidad internacional de manera
creciente –y por cierto agradezco muchísimo al Gobierno de Perú– podamos lograr que
Maduro entienda que su mejor opción es aceptar los términos de esta negociación”.
Una negociación que no incluye los verdaderos resultados de la votación del 28 de julio, pero sí
implicaría “garantías e incentivos para las partes”.
Las próximas semanas serán cruciales. Y el temple de esta mujer también.
EL SALTO DE MARÍA CORINA
Durante años, la división de la oposición fue una de las grandes aliadas del chavismo.
Machado, de 56 años, saltó a la vida política como diputada del estado de Miranda en 2011, y
se convirtió en la parlamentaria elegida con más votos en la historia de la Asamblea Nacional.
Tres años más tarde, cuando aceptó el cargo de “representante alterna” de Panamá ante la
OEA, el régimen la expulsó de la diputación. Al año siguiente fue candidata en las primarias
opositoras, donde sacó apenas 3.7 % de los votos. Henrique Capriles, mientras tanto, obtuvo
más del 64 %.
En las primarias del 23, en cambio, María Corina fue favorecida con el 92 % de los votos. Un
resultado que dio cuenta de su absoluta hegemonía dentro de la oposición, tras un cuarto de
siglo de gobierno chavista.
Algo muy importante pasó en el camino.
La política vehemente, acusada de ultra conservadora por sus oponentes, se transformó en
una movilizadora que inspira, motiva y, lo más importante, no se amilana ante nada.
Machado era la “dama de hierro” de la oposición, la guerrera radical que mantenía viva la
llama, pero también despertaba anticuerpos.
El historiador venezolano Armando Chaguaceda declaró en mayo al diario argentino La Nación
que Machado “ha puesto lo político por encima de lo ideológico. Sin abandonar referentes
morales, como el tema del bien y del mal, hace llamados constantes a la reconciliación, a
recibir a los que fueron chavistas y pone el foco en la coyuntura para acumular la mayor masa
crítica para provocar la transición”.
Henkel García, instructor en finanzas y cercano colaborador de Machado, subrayó que “he
visto una evolución importante, ser más ella y estar conectada consigo misma. Hay una
evolución emocional hasta convencerse que siendo ella misma podía conectarse con la gente.
Es algo notorio en dos años. Machado escucha mucho, anota todo a mano en una libreta, con
mucho detenimiento y luego profundiza en las ideas. No suelta el tema hasta que lo ha
digerido y anotado en el cuaderno”.
Una impresión que se hace carne al verla en acción. Machado combina la emoción con el
concepto solo como lo pueden enhebrar los políticos más sagaces.
PLAN DE ETAPAS
Ni bien celebra la “hazaña de un movimiento social”, enumera cuatro etapas que estuvieron
siempre puestas sobre la mesa: 1) Despertar y unir al país con la creación de un movimiento
popular. “Un movimiento en el cual fuimos derribando cada una de las barreras y que fue muy
interesante. Yo creo que la historia lo va a analizar porque fue de lo rural a lo urbano y de lo
popular a los sectores ya de mayores ingresos de clase media. Esto lo ha hecho tan unificador”.
2) “Encarar las primarias del 22 de octubre como una gran oportunidad de legitimar un
liderazgo y una nueva dirección política”. Es allí donde se cimienta su propio liderazgo y
enarbola una agenda mucho más abierta, con ingredientes tanto sociales como liberales. “Fue
realmente un hito que sacudió a Venezuela porque nos dimos cuenta de la capacidad
organizativa y movilizadora que teníamos. Vis a vis de la del régimen, tan disminuida”. 3)
Lograr una elección presidencial en unidad, “que representara el mandato del 22 de octubre”.
El resultado fue formidable. No solo la inhabilitaron y tampoco permitieron la inscripción de la
candidatura de su sucesora. El diplomático Edmundo González se coló entre los palos como
una opción que Maduro creyó inofensiva y el endose de votos de Machado fue total. A ello se
suma el acoso permanente de la dictadura. “Fueron unos meses de una censura brutal con
nuestras jefaturas de comando de campaña presos o asilados. Y con una represión
verdaderamente inédita, donde no nos podíamos quedar en un hotel porque lo cerraban,
debíamos irnos a comer o desayunar en la carretera, porque perseguían a los dueños de los
restaurantes y los sitios donde alquilábamos sonido y transporte”. 4) Poder demostrar, a
diferencia de otras ocasiones, que ganaron. “Han sido años de entender cómo funciona este
aparataje de control electoral. Hubo una enorme inteligencia electoral”. Por un lado, estuvo la
Plataforma 600k, lanzada en enero, asegurada con 25 partidos para hacer respetar el voto, con
testigos, coordinadores, movilizadores, monitores, radares y operadores. Fueron 69 mil
comandos, cada uno mínimo de 10 personas. Se desarrolló tecnología con información en
tiempo real de lo que ocurría en 15 797 centros y 30 026 mesas de votación. “Logramos tener
testigos en centros penitenciarios, en centros fluviales que estaban a cuatro o cinco o seis
horas. Todo voluntariamente. Aquí no se le pagó un centavo a nadie. No hubo plata para la
movilización. No hubo plata para la comida de los testigos. Todo fue a nivel de organización
voluntaria y de las comunidades”. La robusta plataforma incluyó una aplicación con código QR
que capturó de inmediato los documentos oficiales de las máquinas del Consejo Nacional
Electoral en tiempo real en los centros de votación. “Después hubo todo un proceso arduo de
recolección de las actas, se llevaron a unos centros de acopio y de allí a unos centros de
digitalización. Se escanearon y los logramos colocar en una página web. En la medida que iban
llegando las actas, nosotros sabíamos cómo iban aumentando los votos. 24 horas después de
que cerraron las mesas, comenzó el proceso de totalización de conteo de escrutinio en aquella
mesa que no tenía electores en cola. Pero minutos antes teníamos una rueda de prensa y
logramos ese umbral en el cual teníamos suficientes actas ya originales en nuestro poder,
digitalizadas, para tener la seguridad que incluso si Maduro sacara el 100 %, las actas que
faltaban no podían alcanzar a Edmundo”. Una votación en el orden de 67 % contra el 30 %. La
estrategia posibilitó el golpe maestro que hoy tiene a Maduro en un callejón sin salida. Su
respuesta fue la brutal represión.
FUTURO CONDICIONAL
Luego de conceptos tan claros y factuales, casi todo lo demás se escribe en condicional. Según
Machado, Maduro está atrincherado con la cúpula militar y judicial, pero incluso los mandos
medios y las bases de esos sectores no estarían con él.
El trascendido del ultimátum del gobierno de Joe Biden fue negado por la Casa Blanca, que sí
reconoció la exploración de las formas más eficaces para que se haga cumplir la voluntad
popular en Venezuela.
Así como Machado agradece a los gobiernos de Argentina y Perú, los más abiertamente
opuestos a Maduro, expresa que es fundamental mantener los canales abiertos como lo hacen
Brasil, México y Colombia.
Las expectativas puestas en Lula da Silva, para alcanzar una transición democrática en
Venezuela, ofrecen señales muy irregulares en los últimos días. Los que muestran más
confianza en el papel que puede cumplir el presidente brasileño destacan su intervención en la
custodia de las embajadas de Argentina y Perú, tras la ruptura de las relaciones con ambos
países luego de las elecciones fraudulentas del último 28 de julio. Una decisión especialmente
sensible en el caso argentino, en cuya legación permanecen seis asilados de la oposición.
El primer ministro canadiense Justin Trudeau conversó con Lula el martes 13. El brasileño,
según informó Planalto, hizo un “recuento de errores de la comunidad internacional” con
Venezuela, particularmente en el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente interino y
las sanciones impuestas por Estados Unidos. El problema es que no se sabe si tiene
verdaderamente la intención de hacer respetar los resultados electorales ante un
incontestable fraude. Lo que le dijo al canadiense, que exige la presentación de resultados
verificables, es que Brasil, Colombia y México desean “la normalización de la situación política
en Venezuela y que lo más importante es mantener a Sudamérica como una región libre de
conflictos, con prosperidad y armonía”.
No suena muy alentador. Particularmente cuando también trascendió que su asesor
internacional Celso Amorim le recomendó apoyar la opción de repetir las elecciones. Lo mismo
que ha propuesto el candidato Enrique Márquez, declarar nulas las elecciones y volver a
celebrarlas. Hasta junio del 23 fue vicepresidente del mismo Consejo Nacional Electoral,
elegido por el régimen en el Congreso, nada menos.
La presión debe mantenerse y venir por todos los lados posibles. Para el sábado 17 se ha
convocado a una marcha en la que se estima participarán más de 100 ciudades en todo el
globo. La diáspora venezolana eyectada por la dictadura la anima e inspira. Entre ellos, los tres
hijos de María Corina Machado.