El nombre de EssilorLuxottica puede sonar ajeno para quienes no siguen de cerca los índices bursátiles europeos o no usan lentes. Pero detrás de esa denominación se encuentra un coloso del sector óptico, dueño de más de 150 marcas —incluyendo Varilux, Nikon, Transitions, Crizal y Eyezen— y, sobre todo, de la icónica Ray-Ban.
Precisamente bajo esta última marca, el gigante tecnológico estadounidense Meta Platforms ya ha lanzado junto a EssilorLuxottica una línea de gafas con cámara integrada pero sin pantalla. Ahora, la alianza va mucho más allá: según Bloomberg, Meta habría adquirido cerca del 3% de las acciones del grupo francés y estaría evaluando ampliarla hasta el 5%. Esta operación convierte a Meta en el principal accionista individual de EssilorLuxottica después de la familia Del Vecchio, histórica propietaria del conglomerado.
Con un cierre de 239,40 euros por acción en la bolsa de París (al 8 de julio de 2025), la capitalización bursátil de EssilorLuxottica se sitúa por encima de los 110.700 millones de euros. Tras el anuncio, los ADRs del grupo negociados en EE.UU. subieron un 5,69% hasta alcanzar los 295,88 dólares.
La IA entra en escena — literalmente — a través de las gafas
La apuesta de Meta por las smart glasses no es nueva, pero sí se está tornando más ambiciosa. A la sinergia con EssilorLuxottica se suma ahora el poderío de su inteligencia artificial, entrenada con miles de millones de datos y recursos. ¿El objetivo? Convertir unas simples gafas en una puerta directa a la IA: con cámara, micrófono, altavoces y pantalla, los lentes podrán ver, escuchar e interpretar lo que ocurre alrededor del usuario en tiempo real.
El escenario futuro no es ciencia ficción: el usuario podrá hablar con su entorno y con su IA integrada a través de comandos de voz. A la vez, la inteligencia artificial irá aprendiendo, reconociendo patrones, escuchando preguntas y perfeccionando sus respuestas. Para el usuario, será como llevar consigo un asistente personal invisible. Para Meta, una nueva ventana de datos, comportamiento y monetización.
¿Revolución o riesgo?
Las implicancias éticas y prácticas son evidentes. ¿Dónde se almacena lo que se graba? ¿Quién tiene acceso a esas imágenes? ¿Qué sucede con la privacidad de terceros que no dieron su consentimiento? La fascinación por la tecnología convive, como ya es habitual, con legítimas preocupaciones sobre vigilancia, dependencia y sesgo algorítmico.
Otro obstáculo sigue siendo técnico: el tamaño y duración de las baterías. ¿Cómo incorporar suficiente autonomía en un armazón ligero y cómodo? Meta confía en que los avances en materiales y microbaterías harán posible superar esa barrera en los próximos años.
Conclusión
Meta y EssilorLuxottica quieren conectar el poder de la IA con el mundo real a través de un dispositivo que millones ya usan: las gafas. Lo que antes era solo una ayuda para ver mejor, podría convertirse en una extensión del cerebro. La pregunta no es solo tecnológica, sino también existencial: ¿seguirá siendo inteligente quien no lleve puestas unas smart glasses?
Dirk Friczewsky, ActivTrades.
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