Por Ion Jauregui – Analista, ActivTrades.
Europa vuelve a encender las alarmas ante la posibilidad de una nueva crisis energética este invierno. Las reservas de gas natural, especialmente en Alemania, se encuentran muy por debajo de los niveles habituales para esta época del año, en un contexto de elevada demanda, olas de calor y bajo rendimiento de las fuentes renovables. El resultado: un mercado volátil que ya anticipa una nueva carrera global por el gas natural licuado (GNL).
Al entrar en el tercer trimestre, los niveles de almacenamiento se sitúan muy por debajo de los registrados en 2024. Las altas temperaturas veraniegas, combinadas con una caída del 40% en la generación eólica europea durante julio, han incrementado la dependencia del gas para cubrir la demanda eléctrica. Según datos recientes, las reservas de gas de la UE están al 58% de su capacidad, frente al 76% del mismo periodo del año pasado. Alemania lidera la vulnerabilidad: apenas alcanza el 52%, y su mayor depósito—Rehden—opera al 2,45%, frente al 85% de 2024. En contraste, Francia supera el 60% y España el 70%, gracias a su red de plantas de regasificación y su conexión con Argelia vía el gasoducto Medgaz.
Más que volumen: calor, viento y tensión geopolítica
No se trata solo de cantidad almacenada. Las olas de calor han disparado el uso de aire acondicionado, elevando la demanda eléctrica en toda Europa. Y con menor aporte eólico, el gas vuelve a ser la fuente de respaldo.
En este escenario, el mercado ya anticipa una fuerte alza en las importaciones de GNL. S&P Global estima un incremento del 50% interanual en el tercer trimestre, reflejo de los temores ante un invierno frío y una geopolítica impredecible. La competencia por el GNL podría intensificarse si Asia, y particularmente China, decide reforzar sus compras.
España: proveedor, consumidor y hub estratégico
España, tradicionalmente abastecida por Argelia y con capacidad portuaria para recibir GNL, se encuentra en una mejor posición que Alemania. Con seis plantas de regasificación y acceso directo al norte de África, se ha convertido en un nodo clave para redistribuir gas a países con infraestructura limitada como Alemania o Austria. Sin embargo, el alza de su propia demanda interna, sumada a las exportaciones a Francia y otros destinos, podría presionar los precios locales.
Si Argelia restringe el flujo por motivos técnicos o políticos, o si Asia entra agresivamente al mercado, España también sentiría el impacto. En los últimos días, los precios eléctricos en Alemania han superado los €550/MWh, mientras que España ha mantenido un mayor equilibrio gracias a su mix de renovables y gas.
Entre el riesgo y la oportunidad
España puede beneficiarse de su posición logística y capacidad exportadora si el centro de Europa enfrenta escasez. Pero también enfrenta riesgos: precios volátiles, presión externa y una posible carrera global por el GNL. Las empresas energéticas con almacenamiento o capacidad de envío podrían ganar terreno, mientras los consumidores podrían afrontar facturas más altas.
En definitiva, el tercer trimestre será decisivo: Europa necesita llenar sus reservas al 86% antes de octubre. Si el clima, Asia o la geopolítica juegan en contra, el gas volverá al centro de la escena.
Consolidación técnica: ¿qué dicen los gráficos?
El gas natural Henry Hub (NGAS) cotiza en $3,216, dentro de un rango lateral entre $2,887 y $4,037. El sesgo es ligeramente bajista desde fines de junio, con medias móviles por encima del precio y un RSI en 41,29%. El punto de control está en $3,458, actuando como resistencia inmediata. Un quiebre al alza podría llevar al máximo de $4,796. A la baja, el soporte clave está en $2,467.
En Europa, el contrato TTF holandés ronda los €34,22/MWh, consolidando entre €31,385 y €36,899. El RSI marca 44,28% y las medias móviles siguen presionando a la baja. Si supera los €36, podría escalar hasta los €40–42, niveles vistos en crisis geopolíticas anteriores. Una caída por debajo de €30 activaría señales bajistas con objetivo en €27–28, donde históricamente se reactiva la demanda industrial.
Claves: clima, Asia y geopolítica
Un invierno adelantado o nuevas tensiones globales podrían disparar los precios justo cuando Europa parecía haber controlado la inflación.
Conclusión: el invierno europeo se decide en verano
Europa define ahora su capacidad de resistencia energética. Si el clima, Asia y la política internacional no acompañan, el continente podría enfrentar una nueva escalada del gas. Alemania, por su vulnerabilidad estructural, es el eslabón más débil. España, en cambio, podría consolidarse como actor clave en la estabilización del suministro. Pero si el patrón de escasez se repite, el gas volverá a ser el protagonista de una crisis con impacto directo sobre hogares, inflación y competitividad industrial en toda Europa.
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