El fenómeno El Niño le está pasando la factura al Canal de Panamá.
“El total de tránsitos a través del Canal de Panamá disminuyó un 49 por ciento en enero 2024 y 42 por ciento en abril 2024, en comparación con el pico de diciembre de 2021”, reveló Rebeca Grynspan, secretaria general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
Grynspan evaluó los crecientes impactos del fenómeno meteorológico El Niño en las operaciones del Canal de Panamá.
Sostuvo que la sequía y los desafíos geopolíticos y las guerra de Ucrania y Rusia y Hamas e Israel han impuesto tensión en el comercio global y las cadenas de suministro a nivel del planeta.
El Canal de Panamá es una ruta comercial global crucial que conecta los océanos Atlántico y Pacífico y enfrenta niveles bajos de agua debido a las lluvias por debajo del promedio a raíz del fenómeno climatológico.
El Canal es particularmente importante para el comercio exterior de los países en la costa oeste de América del Sur, ya que alrededor del 26% de los volúmenes comerciales de Ecuador cruzan el canal. La proporción es alrededor del 22 por ciento tanto para Chile como para Perú.
“En el 2023 llovió 30 por ciento menos de lo habitual, lo que permitió almacenar apenas el 50 por ciento del agua que se necesita para hacer frente a las demandas del líquido durante la temporada seca 2024”, explicó Aristides Royo Sánchez, presidente de la Junta Directiva del Canal de Panamá.
Según los registros históricos, este es el segundo año más seco de los últimos 73 años.
Royo agregó que la capacidad total de ambos embalses es de mil 857 hectómetros cúbicos. En 2023 solo se almacenaron aproximadamente 900 hectómetros cúbicos.
“El presupuesto presentado para el año fiscal 2024 incluye una reducción en tránsitos y un impacto asociado en los ingresos de tránsitos de US$200 millones menos comparado a los presupuestados en un escenario normal de 36 tránsitos diarios, disminución que es producto de la crisis hídrica que se acentuó en el 2023”, alertó Aristides Royo Sánchez.
Rebeca Grynspan señaló que las rutas marítimas del Mar Rojo, el Mar Negro y el Canal de Panamá son amenazadas de manera simultánea, con consecuencias de largo alcance para la inflación y la seguridad alimentaria y energética.
La crisis del Mar Rojo se suma a las actuales perturbaciones en el Mar Negro, originadas en la guerra en Ucrania, lo que obliga a cambios en las rutas mercantiles del petróleo y los cereales.
El Canal de Panamá, que es una vía fundamental que une los océanos Atlántico y Pacífico, se enfrenta a un desafío adicional. La reducción del nivel del agua ha provocado inquietud en torno a la resistencia a largo plazo de las cadenas de suministro globales, resaltando la fragilidad de la infraestructura comercial del mundo.