El índice del dólar estadounidense (DXY) muestra una clara debilidad frente a las principales divisas del mundo. Compuesto en un 57,6% por el euro, seguido por el yen japonés (13,6%), la libra esterlina (11,9%), el dólar canadiense (9,1%), la corona sueca (4,2%) y el franco suizo (3,6%), el DXY se convierte en un reflejo inverso del comportamiento del par EUR/USD. En otras palabras, cuando el índice cae, el euro suele fortalecerse, y viceversa.
¿Rumbo a 1,2349 en el EUR/USD?
Desde su máximo plurianual de 110,176 puntos alcanzado el 13 de enero de 2025, el DXY ha perdido terreno de forma sostenida. Ese mismo día, el EUR/USD tocaba fondo en 1,0177. Desde entonces, el euro ha encadenado una serie de máximos, con una subida acumulada de más de 1.500 pips en menos de seis meses, hasta tocar 1,1717 este 26 de junio.
La tendencia bajista del dólar no muestra señales de agotamiento. El índice se sitúa aún por encima del nivel técnico de sobreventa, con un RSI en torno a los 34 puntos, lo que sugiere que podría haber margen para una caída adicional. En ese escenario, el EUR/USD podría avanzar hacia el nivel de 1,2349 registrado el 6 de enero de 2021.
El impacto en las economías exportadoras
El debilitamiento del dólar tiene un efecto dual. Por un lado, abarata las importaciones denominadas en dólares, como los commodities energéticos. Desde el inicio del conflicto en Ucrania, la fortaleza del dólar había encarecido significativamente las importaciones en Europa, aportando presión inflacionaria. La actual tendencia corrige parte de ese impacto.
Pero no todo son buenas noticias. Para economías orientadas a la exportación como Alemania, la apreciación del euro plantea un desafío competitivo. Sectores clave como el automotriz podrían resentir la pérdida de atractivo relativo de sus productos en mercados internacionales si esta dinámica se prolonga.
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