Por Dirk Friczewsky,analista de ActivTrades.
El desplome bursátil de Corteva en Nueva York sorprendió al mercado. La acción cayó más de 9% en una sola jornada, quedando en US$ 61,47, lo que redujo su valor de mercado a poco más de US$ 41 mil millones. Un golpe duro para una compañía que, hasta hace poco, era vista como un valor estable dentro del S&P 500.
Corteva no es un actor menor. Nacida en 2019 de la escisión de la división agro de DowDuPont, es uno de los mayores proveedores mundiales de semillas y productos de protección de cultivos. Desde su sede en Indianápolis, busca un lugar de liderazgo en la transición hacia una agricultura más sostenible y tecnológica, con una apuesta fuerte por soluciones biológicas que reduzcan la dependencia de químicos.
Pero no todo es viento a favor. La empresa anunció en 2025 un plan ambicioso: dividirse en dos compañías cotizadas a partir del segundo semestre de 2026, separando los negocios de semillas y de protección de cultivos. Una movida que despierta expectativas en los mercados, pero también incertidumbre. A ello se suman las críticas públicas al uso de pesticidas y la presión regulatoria, que siguen pesando sobre el sector.
En lo financiero, Corteva mantiene un pulso firme. En el primer semestre de 2025 logró ingresos por US$ 10.873 millones, con una utilidad neta que se disparó hasta US$ 1.972 millones, frente a los 1.479 millones del mismo período anterior. El beneficio por acción avanzó a US$ 2,88, y la compañía aprovechó para reducir el número de acciones en circulación, fortaleciendo su rentabilidad. Incluso, su propia dirección se muestra confiada: elevó la proyección de ingresos para 2025 hasta los US$ 17.600–17.800 millones, con un EBITDA cercano a los US$ 3.800 millones.
¿Por qué, entonces, la caída? Parte de la respuesta está en el nerviosismo de los inversores ante la inminente reestructuración y en un contexto más amplio de volatilidad en el mercado agrícola. Técnicamente, los analistas hablan de un valor “sobrevendido”, con margen para un rebote si logra sostener los niveles actuales. El mercado volverá a mirar a Corteva con lupa el 30 de octubre, cuando presente sus resultados del tercer trimestre.
En el fondo, el caso Corteva refleja la tensión de un sector que busca reinventarse. De un lado, la promesa de una agricultura sostenible que responde a la presión social y ambiental. Del otro, el costo de adaptarse en plena transformación, con el escrutinio de reguladores e inversionistas. El tiempo dirá si el gigante agrícola logra convertir la caída en oportunidad.
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