En verdad no, mi nombre real es Draco de la Puente. Soy periodista. Mi vida es como la de cualquier otra persona, no tiene nada de especial. Estudio, trabajo, hago algún freelance de vez en cuando y el fin de semana lo dedico a los amigos. Tengo días buenos, malos, en su mayoría rutinarios. Cuando me di cuenta de que tenía que ir a terapia, decidí no hacerlo. En vez, decidí hacer lucha libre.
En este punto de mi vida he luchado en tres países: Perú, España y Rumania. El cachascán es mi escape. Cuando empecé a luchar en Gladiadores en Perú, una chispa de adrenalina erizó mi piel. Muchos dicen que la lucha libre es falsa y es porque la mayoría no la ha saboreado. Un show de lucha libre es de las experiencias más reales que existen por el simple hecho de que es una representación exagerada de la vida.
Cuando conocí a Renzo Gamboa conocí a un personaje. Éramos tan distintos, pero también parecidos. Yo iba peinado para atrás vistiendo una camisa blanca, pantalones cremas y zapatos. Por el otro lado, Renzo llevaba el cabello desordenado, una casaca de jean, shorts, sandalias y un cigarro.
La historia de Renzo no es común en forma, pero sí en esencia. Siempre lo han mirado para abajo. Cuando debutó en el panorama nacional de la lucha libre fue masacrado por tres de los nombres más icónicos de la élite peruana: Reptil, Mansilla y, su mejor amigo, Bad Boy JR. Cuando se enfrentó a La Plaga con su mejor amigo, el volador Xtasis, tuvo su primera victoria. Todo gracias a las enseñanzas de su ídolo: Tito Victoria Kano (TVK).
Cuando Renzo se enfrentó al compañero que siempre lo despreció, Franco Azurin, consiguió otra victoria a su palmarés pero también un corazón roto. Después de la lucha, TVK le rompería el cuello con un bate para después anunciar la alianza con su rival.
Renzo huyó a España para someterse a una cirugía de cuello que tendría un tiempo de recuperación de tres meses. Sin embargo, el comentó que estaría afuera un año por el simple hecho de no querer enfrentar su realidad. Gamboa es un cobarde, uno que es consciente de serlo.
Renzo ahora compite en Lucha Libre Barcelona donde Iker Navarro y Jorge Morillas lo desprecian aún más. Es amigo del carismático Lacayo Sureño y el andorrano Martí Ubach. Él se encuentra luchando en Europa para superar sus miedos, porque a veces todo lo que necesitamos es tiempo.
¿Gamboa es realmente un héroe? Renzo es una persona con miedos e inseguridades que huye de sus problemas y el pasado. Es un ser humano más, por ende, es real.
Draco de la Puente y Renzo Gamboa son la misma persona, son una dualidad. La lucha libre es el arte de contar una historia abiertamente a través del tiempo. Es una vida más en el mundo, ¿qué de falso tiene eso? Los personajes y las personas evolucionan, sufren y superan.
De momento, la trama de Gamboa se va tejiendo sola y yo sigo con la misma chispa por vivirla. El mundo necesita lucha libre, por el simple hecho que necesita contar historias.
(Draco de la Puente).
* Periodista y exponente de la lucha libre peruana.