En los últimos años, Manongo Mujica viene trabajando con el concepto de escuchar los paisajes. Este viaje comenzó en el desierto de Paracas donde se quedó solo, durante largas temporadas en medio del desierto con sus tambores, cuadernos y grabadoras buscando los sonidos del lugar.
En ese descubrir Mujica comenzó a explorar la ruta norte que incluye complejos arqueológicos como Caral, Chankillo, Sechín y Túcume. Una ruta que se ha puesto en valor desde del punto de vista turístico, pero donde hay mucho más que eso. “La vibración ancestral que hay ahí es muy intensa y no es gratuita”, asegura el compositor y agrega: “Eso es el resultado de un trabajo de muchos siglos y seguramente de rituales muy hondos que todavía se pueden sentir en la piel”.
En su próximo espectáculo, Ruinas Circulares, que se realizarán el 17 de noviembre en las Pirámides de Túcume y el 21 en el Proyecto Arqueológico Mateo Salado en Lima –dos lugares que están plagados de presencia legendaria–, el percusionista y compositor buscará “desde la tecnología contemporánea” conectar al público con ese legado del cual estamos desconectados. “Yo creo que cada vez más nos estamos alejando de ese sentimiento a esa herencia”.
Mújica junto al sexteto de artistas de Ruinas Culturales pedirán primero permiso a los ancestros de una manera “humilde y sencilla”. Al público que los vaya a ver no les cobrarán entrada porque consideran que estos conciertos son una ofrenda y una manera de “rendir tributo a lo que ellos nos han dado” y es además una manera de escucharnos entre peruanos. Algo que nos hace falta en el Perú de hoy.