Cuando la Ley del Libro está en manos del Congreso

por gruiz

El lunes 11/9, la ministra de Cultura, Leslie Urteaga, sustentó en el Congreso el Proyecto de Ley que complementa a la actual Ley del Libro (31053). Como bien se sabe, en CARETAS hemos señalado en más de una ocasión la necesidad de una ley que proteja a la industria del libro en Perú. Del mismo modo, hemos calificado la Ley 31053 que dejó Martín Vizcarra de mentirosa, demagógica y desajustada de la realidad.

Entonces, ¿el Proyecto sustentado por Urteaga extiende el desajuste de la realidad? Tanto la ley de Vizcarra como el Proyecto brindado por el Ejecutivo, parten de un sentido básico (fomentar la lectura), que no debe ser puesto en cuestionamiento, pero ambos tambalean en sus formas. Por ejemplo, si se piensa que protegiendo a las editoriales y asegurando las regalías de los autores (propósitos nobles que deben honrarse), ya se ha cumplido, pues es un error por la sencilla razón de que son fines secundarios a las bases que tienen que sustentar una ley del libro sólida (amparada en la legitimidad de su puesta en práctica y no en el florazo de la teoría) que proteja a la médula de su dinámica: las librerías. El Proyecto del Ejecutivo no las toma en cuenta. Urteaga debe cambiar de asesores o en todo caso ella misma buscar a los que saben.

El Proyecto consigna el reintegro tributario del IGV y la inclusión de la exoneración del IGV en el apéndice 1 del Texto Único Ordenado de la Ley del Impuesto General a las Ventas e Impuesto Selectivo al Consumo, en donde están los bienes de primera necesidad. Hasta aquí, todo apunta a una narrativa exitosa, porque al darle al Libro carácter de primera necesidad, lo protege de dislates burocráticos (tal y como se vio con la llegada de la pandemia), además, en la nota de José Cayetano en El Comercio, se precisa que estas exoneraciones del Apéndice 1 están vigentes hasta el 2025 y que las mismas se extienden por tres años más por el Congreso (no hay necesidad de discutir la extensión).

El Proyecto de Ley, a continuación:

Una ley de libro que no se enfoca en las librerías, es como un cuerpo sin cabeza ni corazón. Sin embargo, las circunstancias actuales obligan a concretar un fin inmediato. CARETAS ya lo dijo: la industria del libro en Perú está en UCI. La cadena de producción se ha encarecido y afecta a toda una cadena de trabajo, razón suficiente para que la extensión de la exoneración del IGV y el reintegro del mismo sean las prioridades del presente Proyecto, que deberá ser aprobado por el Congreso.

La exoneración vigente del IGV caduca el 15/10. Ergo: hay motivos para preocuparse, porque el Congreso ha dado muestras de un aterrador desinterés por la cultura y, en especial, al igual que el Ejecutivo, ha hecho gala de una cacerina de sentimientos menores por encima de los intereses del país. Desde cuestionamientos a los puntos (perfectibles y de orden) del Proyecto a críticas jaladas de los cabellos por el hecho de que lo presenta el gobierno de Dina Boluarte, el 15/10 puede llegar a ser un día apocalíptico para la industria del libro en Perú.

En este panorama, entra a tallar el discurso político, en todos los frentes de difusión, que dé cuenta de la importancia de votar a favor de este Proyecto de Ley. Estamos ante un Congreso capaz de mandarlo al desvío so pretexto de “asuntos” más importantes. La ministra Urteaga es quien tiene hacerse cargo de ese discurso político. ¿Estará a la altura?

(Gabriel Ruiz Ortega).

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