Caretas TV

Patricia Salinas

Periodista de gran trayectoria y ahora columnista en Caretas.


Reforzando estereotipos sin querer, queriendo

Aunque la mayoría de ficciones se escudan en que su misión es entretener, no hay que perder de vista el mensaje que envían.

En el recuento de fin de año de un diario local muy popular, en la parte de las bodas del 2023, se refirieron a la de Deyvis Orozco y Casandra Sánchez De Lamadrid, con el titular ‘Los Maldini y los Pampañaupa’, y en el pequeño texto que acompañaba la foto, hablaban de “dos personas de mundos diferentes unidos por el amor”. Me pareció una locura que en pleno siglo XXI se siga hablando de dos mundos y pensé “¿De dónde sacan una frase tan racista y estúpida?”.  La respuesta era obvia: hacían alusión directa a una de las ficciones más populares de la televisión peruana: Al fondo hay sitio. En ese momento me di cuenta cómo, sin darse cuenta, y en nombre del entretenimiento, se siguen reforzando estereotipos que tanto daño hacen a nuestro país, hoy más dividido que nunca.  

Obviamente esa no es la intención de los guionistas.  Probablemente, se trata de ironizar sobre esas taras de nuestra sociedad, sobre lo absurdo que resulta que en estos tiempos, todavía haya gente que siga pensando que tiene más derechos que otros, como aquellos que porque tienen una casa de playa, son capaces de agarrar a golpes a quien ose pisar ‘su’ playa, pero la ironía no se entiende (porque para hacer ironía sobre esos temas hay que ser inteligente, como Jaime Ferraro, por ejemplo), y lo que queda es, justamente, lo contrario: se normaliza la idea de que los Maldini son de un mundo distinto al de los  Gonzáles y los Pampañaupa y que mezclarlos es hasta peligroso.

Recuerdo esos episodios en los que Francesca Maldini decide darles la administración de su empresa a los Gonzáles y ellos no solo eran incapaces, sino que casi todos solo buscaban aprovecharse de la situación para darse la gran vida, tomando y juergueando en horas de trabajo. Claro, todo muy chistoso, pero quieran o no, deja algo en los televidentes y ese algo no es nada bueno.

Papa en apuros, la novela ‘familiar’ de Latina, tampoco se aleja de los estereotipos; si bien Julieta, la protagonista, es una lanchera que maneja su propio negocio, su problema al enamorarse de Martín, un capitán de la Marina, es que son, otra vez de ‘dos mundos diferentes’, lo repiten una y otra vez (porque hay varias parejas ‘disparejas’ en toda la historia). Ni qué decir de las antagonistas Natalia, la secretaria arribista que se quiere casar a toda costa con su jefe, Martín, y hace todo lo posible para embarazarse de él (o hacerle creer que se ha embarazado), y su hija Bárbara que le sigue los pasos, tratando de seducir todo el tiempo a Cristóbal, el hijo mayor del comandante, solo porque tiene plata. Para ser una novela que busca captar la atención de los niños, hay muchos mensajes plagados de prejuicios, por decir lo menos.

Y es que si bien es cierto, las historias románticas entre ricos y pobres son un tópico, se pueden hacer las cosas de otra manera, enviando otro tipo de mensajes, como las novelas brasileñas, por ejemplo. O aquí mismo, cuando en los 90 se lanzó Los de arriba y los de abajo, una novela que marcó un hito en la televisión peruana, cambiando no solo la forma de tratar esa temática, sino atreviéndose a hablar de corrupción e incluso terrorismo en el momento que estaba sucediendo. Una apuesta arriesgada que consiguió casi 40 puntos de rating (lo que prueba que el público televidente no es tan básico como muchos piensan).

El momento político que vivimos ahora supera cualquier ficción. Tenemos una tragicomedia con el guión casi listo, ¿por qué no intentar una novela como Los de arriba y los de abajo? Hace algunos meses, Eduardo Adrianzén, guionista de aquel gran éxito, declaró a Infobae que él estaría dispuesto, pero ningún canal se atrevería a lanzarla. “Tendría 45 puntos de rating, pero nadie la va a financiar. Tendría una censura insoportable y yo no trabajo así, no me interesa”. Estamos condenados pues, a las historias sosas y estereotipadas.