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Manuel Erausquin

Periodista y catedrático a tiempo completo en UPC, conductor en el programa Contracara de UPC TV y columnista de la revista Caretas.


Gato narrativo

Escribe: Manuel Eraúsquin | Reeditan 'Gato Encerrado' (Tusquets, 2023), libro de crónicas, entrevistas y reportajes de Fernando Ampuero. Una obra de periodismo narrativo que se mantiene vigente: sus historias y personajes son atemporales. Esa es la magia.  

A fines de los años setenta y durante la primera parte de la década de los ochenta, el escritor y periodista Fernando Ampuero se animó a buscar historias y personajes que dejaran huella no solo en su biografía profesional, sino también en la personal. Comprendió, al mejor estilo de los maestros del Nuevo Periodismo norteamericano, que lo mejor que podía a hacer era elegir temas más allá de la cotidianidad y mostrar a través de la crónica y el perfil la dimensión humana de seres relevantes, de personas capaces de traspasar el tiempo con sus palabras, reflexiones o experiencia de vida. Borges, Szyszlo, Ribeyro, García Márquez, Tola, Cuevas, “El Indio” Fernández, Robles Godoy, Ginsberg o Sábato. Un equipo soñado para la inmortalidad.

Eran tiempos donde no existía el Internet y se tenía que trabajar con tenacidad y creatividad para ubicar a gente importante: no había WhatsApp, Facebook o Instagram. Tampoco correo electrónico. La única puerta al mundo era el teléfono fijo y era muy caro llamar al extranjero. Así, en esas condiciones, el periodista trabajaba y lo hacía muy bien. La palabra imposible no se pronunciaba. Dato clave para las nuevas generaciones de periodistas.  

Ubicar a los escritores o pintores más importantes del país y del mundo requería de permanentes llamadas telefónicas, sobre todo cuando eran al extranjero. Sin embargo, cuando las entrevistas se lograban pactar sobrevenía el alivio de contar con la confirmación. Así, de esa forma, comenzaban los preparativos de todo orden. Fernando Ampuero preparó muchos encuentros periodísticos, pero él antes de alzar el auricular ya conocía la historia de los hombres que soñaban a otros seres, como en el cuento Las ruinas circulares, de Jorge Luis Borges. O, también, ya había dialogado con toda la familia Buendía, los personajes de la novela Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. Es decir, Ampuero desde muy joven fue un sujeto culto y conectado con su época. Y ya era escritor.

Fernando Ampuero elegía a los entrevistados que le habían producido estremecimiento cuando se había aproximado a sus obras: cuentos, novelas, poemas, películas o pinturas. El respeto y la admiración eran las condiciones fundamentales para esta elección.

Entrevistar a los ídolos era la consigna.

‘Gato Encerrado’ es más que un libro de crónicas, entrevistas o reportajes, es un registro narrativo de personajes memorables que a través de su experiencia vital y creativa han arañado el paso del tiempo para estar siempre en la memoria colectiva. Un triunfo por goleada contra la muerte, contra el olvido. Voces que siempre nos van a acompañar si queremos que nos hablen; la decisión es nuestra.

Uno de los encuentros más interesantes y conmovedores en este libro es con Jorge Luis Borges. Ampuero aprovechó la instalación de luces y demás equipo técnico para averiguar los gustos más simples y cotidianos del autor de El Aleph. Se enteró por la joven que trabajaba en la casa que a Borges le encantaban los ravioles, una información esencial para racionalizar la condición humana del escritor. Quedaba claro que un ser que comía ravioles era de este mundo.

Sin embargo, cuando Borges le pidió a Ampuero que lo interrumpiera si él llegaba a atracarse al hablar; surgió la nobleza de quien comprendió que no solo era un intelectual notable, también era alguien fragilizado por su ceguera y su avanzada edad. Por ello, el periodista le solicitó al gran Borges-en tono de complicidad-el mismo favor por si a él le ocurría algo parecido. Es decir, en el periodismo primero hay que ser gente. Una lección obligatoria.

Pero en esos años de aventura periodística, los sobresaltos no fueron la excepción. Personalidades díscolas e incluso violentas surgieron para aderezar la experiencia.  El pintor mexicano José Luis Cuevas es uno de ellos; su carácter explosivo, quizás producto de una vida construida desde la dureza, se ponía en evidencia en cada palabra suya cuando estaba dirigida a personajes que no le agradaban. Rufino Tamayo podría hablar.

Aunque si se trata de experiencias terroríficas, la entrevista con Emilio “El Indio” Fernández, el famoso cineasta mexicano, es la más espeluznante. Mientras caminaban por su mansión de Coyoacán, el anfitrión le narraba sucesos de la revolución mexicana, de su vida de trotamundos y del glamour hollywoodense. Allí, en medio de esa conversación novedosa y novelesca, las cosas se enfriaron de golpe. Fernández se percató de que no tenía su fino reloj Longines y asumió que el periodista o uno de los técnicos de televisión que lo acompañaban se lo habían robado. De esta manera, sacó su pistola y le apuntó a la cabeza a Ampuero. La amenaza era obvia y el miedo justificado: “El Indio” Fernández tenía en su historial una trifulca donde mató de un balazo a un hombre. Así que tal reacción no era un juego. Para tranquilidad de todos los presentes, el bendito reloj apareció en un baño de la casa. Superado el incidente, la conversación volvió a la normalidad. Gajes del oficio, le dicen.

Un recorrido amplio es el que realiza Fernando Ampuero con ‘Gato Encerrado’, porque hay más personajes: Fernando de Szyszlo y la profundidad de su pintura abstracta, además de su enorme recorrido de vida con influencias creativas, como las de Octavio Paz o Rufino Tamayo;  Julio Ramón Ribeyro, nuestro cuentista más importante y el escritor más discreto para referirse a su propia obra;  José Miguel Tola, el pintor de los mil monstruos en sus pinturas y en su alma; Armando Robles Godoy, nuestro cineasta emblema y gran provocador para el susto de las abuelitas conservadoras de su tiempo; Libertad Lamarque, la gran actriz argentina que se atrevió a darle una cachetada a Eva Perón y tuvo que irse a México; Tatán, el famoso gánster de Barrios Altos y su gran poder de  seducción; Gabriel García Márquez, el escritor de muchas historias familiares y supersticiones o Allen Ginsberg, el poeta beatnik de la barba salvaje que escribía sobre las cosas que vivía y soñaba. Lástima que esa entrevista no está completa, una falla técnica fue la causa. Pero no importa, así perdura en el tiempo; igual que todas las crónicas, entrevistas y perfiles de este ‘Gato Encerrado’. Un gato con infinitas vidas.