El mérito es de Bufeo, la asociación formada con Christian Bendayán y varios curadores de primer nivel que se han encargado de estudiar el perspectivismo y el animismo amazónico. Indispensable mencionarlos porque todos ellos son los responsables de una exposición que bordea el desenfreno pero nunca se hunde en el caos.
El equipo integrado por Leslie Tucno, Boris Pretell Antonio de Loayza y Estefanía Carrasco se desplaza por el espacio de las salas haciendo un arriesgado equilibrio entre la anarquía urbana y la “interdependencia amazónica entre todos los seres vivos”. Dos visiones indesligables para comprender una región del país injustamente olvidada durante el siglo XX, cuando intelectuales y artistas dieron prioridad al universo andino sobre el oriente peruano.
En este siglo, gracias a un grupo de personas como Pablo Macera, Gredna Landolt, Christian Bendayán y Alfredo Villar, entre otros, hemos podido familiarizarnos con un mundo que resulta mágico para los que habitamos en esta costa peruana que sólo suele mirar al hemisferio occidental.
Esta actividad tiene el mérito adicional de ser improvisada pues prácticamente se armó en un mes ya que las salas municipales no habían hecho programación alguna para el presente año, Rubén Ramos, el eficientísimo encargado de las salas fue quien se encargó de buscar alternativas entre los que aún quieren exponer en Miraflores. Son muchísimos los que rehúsan a ocupar estos espacios ya sea por discrepancias con el actual alcalde o por el ruinoso estado de las salas.
Bufeo ha hecho una muestra alucinatoria. Desde los colores flúor de la pared hasta las obras de las comunidades amazónicas permite ingresar a un espacio que por ignorancia nos resulta ajeno.
Eje 1: Cuando todos éramos gente
Aún en la parte más urbana de la muestra vemos una cultura opuesta al racionalismo capitalino con sus carteles eróticos, -con mujeres solo posibles en noches afiebradas- a lo que se añade un desenfadado “altar” a la “tigresa del oriente”. Y en esa zona incluyen los diarios populares, donde lo “chicha” selvático -¿se podría de hablar de Chicha en la selva?- se revela con la fusión de los mitos divulgados de manera masiva, las primeras páginas que anuncian las violaciones del bufeo en la ciudad y otros hechos solo posible en un mundo donde lo real -entendido a la manera occidental- se encuentra suspendido.
Eje 2: Relaciones interespecies
Es la parte dedicada a los seres míticos del río y los bosques, particularmente el bufeo a quien se le ha dedicado algunas de las mejores obras de la exposición. Es necesario destacar el video “Martin” de Benny Ríos, que he visto fuera de la sala porque su apreciación integral es imposible en el espacio ubicado. Su poética evidencia cómo muchos artistas de la selva han decretado la abolición de la homofobia.
Curiosamente la propuesta integral no se perjudica por la saturación de obras. Este exceso encaja muy bien con la libertad, el pansexualismo, los mitos y el gozo de vivir. Puede ser que en un espacio más grande las obras hubieran podido apreciarse mejor, pero ignoro si el impacto sobre nuestra percepción hubiera sido el mismo.
Al margen de individualidades, los trabajos de comunidades como la de Shipibo-Konibo, los huitotos y los ashaninkas destacan en este ambiente dionisiaco. Las diferentes variantes de la sexualidad hasta el momento han sido ocultadas en la gestión de Canales. Me consta la autocensura en Miraflores. Felizmente para un “no iniciado” (¿low-cult?) es imposible percibir la libertad con la que han trabajado los artistas y su relación con los extremos que prodigiosamente coinciden con Freud al hablar sobre el sexo y la muerte.
Eje 3: El territorio como cuerpo
Ingresar al último eje es -metafóricamente- un “coitus interruptus”. Ocurre que después de toda la erótica en las dos primeras salas se llega a una rotonda enclaustrada, en semipenumbra, con un montículo de tierra con plantas mustias, para avizorar al final, en la sala Juan Acha, la espléndida culminación de nuestro recorrido.
Al final, el visitante recibe el castigo divino por todo el gozo recibido: Como los escapes están cerrados deberán regresar por el mismo camino hasta llegar a la puerta de salida. Allí comprobarán una vez más lo que todos conocemos: El infierno se encuentra en la avenida Larco.
MENTIROSO SIN FISURAS
Parafraseando a Gustavo Gorriti (IDL, El ministroll, 1 de Julio 2024) diremos que Carlos Canales, Alcalde de Miraflores es un mentiroso sin fisuras. Arrastra con él a funcionarios sumisos, como Rosario Shinki, la ineficiente Gerente de Cultura, que repiten las promesas que saben incumplirá.
Canales anunció públicamente la restauración de todo el primer piso de la Municipalidad debido a un inaceptable estado que viola todos los reglamentos del Ministerio de Cultura en torno a la arquitectura monumental. La ministra, más ocupada en cubrir a Boluarte, no ha tomado ninguna acción para remediar el atentado contra nuestro patrimonio histórico.
También se comprometió a solucionar los problemas del tugurizado Centro Cultural Ricardo Palma por lo que no se programaron actividades para el 2024. Ante la evidencia de su incumplimiento, para evitar que los espacios quedaran vacíos, lograron armar a último momento algunas actividades gracias a que en Lima no existen suficientes espacios para acogerlas.
Esta decadencia cultural sólo tiene una salida. Canales debe ser sacado por la misma puerta principal que caprichosamente ha ordenado cerrar, para que por fin comprenda la trascendencia de la cultura en toda sociedad.