En Memoria de Nicolás Yerovi

Escribe: Fernando de la Flor Arbulu *

por Fernando de la Flor Arbulú

Mucho se ha escrito en estos últimos días, merecidamente por cierto, acerca de Nicolás Yerovi, a propósito de su fallecimiento, a los 73 años. Se ha destacado, con razón, su vena humorística y su reconocida vocación satírica. Es verdad, Nicolás Yerovi tenía un peculiar sentido del humor: nos enseñó a reírnos de nosotros mismos. Por eso se le recuerda, y se le extrañará.

Pero no hay que olvidar los inicios de Nicolás Yerovi, pues allí está la clave de su versatilidad como hombre de letras. Cuando ingresa a la Universidad Católica, en el célebre patio de Letras de la Plaza Francia, estalla en París la histórica revuelta juvenil conocida como Mayo del 68, que expresa la creatividad de la juventud contestaria. Los famosos grafitis (prohibido prohibir) y las frases llenas de originalidad (tomemos el cielo por asalto), han quedado grabadas como testimonio de la época. Yerovi y su generación quedarían marcados por ese espíritu transgresor.

Pero no solo Mayo del 68, sino el famoso festival de Woodstock, de agosto de 1969, llevado a cabo a las afueras de Nueva York, que reunió a una sorprendente cantidad de jóvenes rebeldes bajo el lema de Tres días de Paz y Música, influiría en Yerovi y sus contemporáneos. En ese icónico concierto se haría realidad el mensaje de la revuelta juvenil parisina del año anterior, al reunirse para hacer el amor, no la guerra.

LEER: Nicolás Yerovi | “Yo elegí tener una buena actitud ante la vida, tampoco tuve otra opción”

Heredero de su abuelo y su padre, ambos Leónidas Yerovi, Nicolas, con las anotadas influencias de su juventud y su propio talento, se convierte en un artesano de la palabra. Más todavía: en un creador. Lo demuestran sus primeros poemarios: Penetrándote y Después del vino (el amor o la siesta). También es un original estudioso y editor. Publica el libro Vox Horrísona, un compendio de los poemas del singular poeta peruano Luis Hernández, quien había escrito sus textos, acompañados de dibujos ilustrativos, en cuadernos escolares que regaló a sus amigos sin ninguna pretensión. Nicolás Yerovi descubrió la valía de esa voz poética y recuperó los versos desperdigados para juntarlos en el mencionado libro, que serviría, además, como tesis para obtener su título de doctor en literatura en la Universidad Católica.

Claro que la contribución de Nicolás Yerovi es particularmente relevante en su calidad de escritor satírico, como sus antepasados. Fue un gran acierto de su parte, retomar la publicación de la revista Monos y Monadas, fundada por su abuelo a inicios del siglo pasado, pues en ese semanario, reinaugurado en1978, es que Nicolás Yerovi revela la fina ironía, el humor elegante, la mordaz critica, que acompañó su paso por las letras peruanas. Nunca chabacano.

En el epílogo de su último libro, publicado poco tiempo antes de fallecer, con el título de Monos y Monadas, Nicolás Yerovi se describe a sí mismo:

“Tengo … tres corbatas y ningún remordimiento. Soy poeta, novelista, autor teatral y, para colmo, peruano… Algunas personas no me hablan porque soy honrado, y peor aún, porque pago mis deudas…”

Te fuiste sin avisarnos, Nicola (como te llamaba): ya nos encontraremos para abrazarnos nuevamente.

*Abogado y fundador del original Foro Democrático

También te puede interesar

 Av. Guardia Civil 1321, Oficina 1802, Surquillo, Lima – Perú

Copyright ©caretas.pe | Por Revista Caretas

Todos los derechos reservados

Ilustración Peruana

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Aceptar Leer más

Política de privacidad y cookies
¿Estás segura de que quieres desbloquear esta publicación?
Unlock left : 0
Are you sure want to cancel subscription?