2025: ¿Año Deprimente?

Escribe: Fernando de la Flor Arbulú *

por Fernando de la Flor Arbulú

Todo parece indicar que no tendremos un 2025 tranquilo. Ni en el Perú ni en el mundo. Para este pronóstico basta referirse al Congreso peruano y a Donald Trump. Pero, ¿será deprimente?

Desde hace algún tiempo, en nuestro país, ha empezado, otra vez, a desvincularse la política de la economía. La política tiene ahora ribetes prostibularios (como nunca antes), la economía no. En efecto, mientras que la vida política se deteriora aceleradamente, puede sostenerse, con relativo sustento, que eso no sucede con la actividad económica, o, en todo caso, no con el escandaloso desvarío de nuestros políticos representados en el Parlamento.

Aun cuando estamos muy lejos de que la economía nacional logre los rangos de crecimiento que permitan resolver apropiadamente los altos índices de informalidad, desempleo y desatención social, los números obtenidos reflejan eventualmente niveles de crecimiento, menor, pero crecimiento al fin. Se estima que el 2024 puede cerrar por encima del 3%.

Algo radicalmente diferente ocurre en el ámbito político. No es necesario para ello aludir a la manida referencia de que el Perú ha tenido seis presidentes de la República en seis años, sino simplemente recoger el último (no el único) escándalo en el que está envuelto el Congreso para demostrarlo con creces: la eventual red de prostitución que se habría detectado, conforme a la cual se habrían contratado putas (la palabra está reconocida en el diccionario) para prestar servicios sexuales a cambio de votos para aprobar leyes. Este hecho no solo es inédito sino francamente indignante. Y más grave aún es que se haya cometido el asesinato (se dispararon más de cincuenta balas) de una servidora del Poder Legislativo aparentemente relacionada con este incalificable suceso.

El mundo, de otro lado, no sería diferente. El hecho de que Donald Trump (personaje que casualmente tiene, también, antecedentes prostibularios), asuma nuevamente la presidencia del país más poderoso del planeta, teniendo en cuenta sus promesas de campaña y, especialmente, sus recientes declaraciones, hacen presumir que tendremos un año turbulento. Decir públicamente, sin ningún rubor, como lo ha hecho, que Canadá sería el estado 51 de los Estados Unidos, y que Justin Trudeau (hoy en día renunciante a ser primer ministro) sería su Gobernador, es de una indelicadeza pocas veces vista en las relaciones internaciones entre aliados.

Lo mismo puede señalarse acerca de la infeliz declaración de Trump al pretender la devolución del Canal de Panamá, si es que no se rebajan las tarifas que se le cobran a las naves de bandera norteamericana cuando utilizan sus servicios.

La insolencia de Trump, típica de un matón abusivo antes que de un jefe de Estado, que ha utilizado igualmente cuando alude a sus políticas de deportaciones masivas de inmigrantes y de alzas arancelarias, es un claro indicio de que tendremos un convulso año 2025 a nivel global.

En el Perú, la eventual vacancia de Dina Boluarte tan luego convoque a elecciones, permite anticipar un 2025 igualmente alborotado, máxime si se consideran las consecuencias del escándalo burdelesco en el que está involucrado el Poder Legislativo.

Terminado el año responderemos la pregunta.

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*Abogado y fundador del original Foro Democrático

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