La nueva élite de senadores

La reintroducción del Senado en Perú representa un cambio institucional clave que busca corregir los excesos del Congreso unicameral. El nuevo diseño legislativo promete mejorar la calidad de las leyes y equilibrar los poderes del Estado. No cualquiera podrá ser elegido senador. Vea por qué

por Eduardo Bruce Montes de Oca

Por: EDUARDO BRUCE MONTES DE OCA*

El Poder Legislativo del Perú se prepara para una profunda transformación de cara a las elecciones generales del 12 de abril de 2026: por primera vez desde 1993, se restablecerá el sistema bicameral.

Conformación del Congreso

El Senado estará conformado por 60 senadores con funciones reforzadas. Tendrá a su cargo aprobar leyes solicitadas por el Ejecutivo, aquellas originadas en la Cámara de Diputados o propuestas por los propios senadores. Asimismo, ejercerá control sobre los decretos de urgencia y realizará los nombramientos de altos funcionarios, como los miembros del Tribunal Constitucional, el Defensor del Pueblo, el Contralor General, entre otros. Treinta senadores serán elegidos mediante una circunscripción nacional única y los restantes uno por cada región, salvo Lima, que tendrá cuatro senadores.

La Cámara de Diputados: 130 diputados mantienen facultades representación territorial, control político, de interpelación. y censura de ministros entre otras. Se conforma por las 27 regiones que tiene el Perú, cada una con una cantidad de miembros según su peso demográfico. Lima metropolitana tendrá 33 congresistas.

Se espera que la implementación de la bicameralidad en el Perú contribuya a mejorar la calidad legislativa y la estabilidad institucional. El Senado, como cámara alta de reflexión, permitirá una revisión más rigurosa de los proyectos legislativos y asumirá funciones clave en la aprobación de nombramientos, fortaleciendo el sistema de pesos y contrapesos.

Se espera un congreso reflexivo

Además, este nuevo esquema otorga mayor estabilidad política, ya que los procesos de vacancia presidencial y disolución del Congreso serán ahora más rigurosos. En caso de un cierre constitucional de la Cámara de Diputados, el Senado podrá continuar con la función legislativa. Asimismo, si la vacancia presidencial es propuesta por la Cámara de Diputados, será el Senado quien evalúe y resuelva el proceso. En el caso de una moción de censura contra el presidente del Consejo de Ministros o el gabinete en pleno, los diputados la proponen y el Senado la ratifica. También el nombramiento y remoción de altos funcionarios será función exclusiva del Senado. Aunque ambas cámaras pueden debatir los proyectos de ley, será el Senado quien tenga la facultad de aprobarlos.

En resumen, el cambio más profundo es que el Senado asumirá ahora las funciones más relevantes que antes concentraba la cámara única: aprobar leyes, nombrar y remover altos funcionarios, y decidir sobre la vacancia presidencial. Si bien algunos consideran que este rediseño otorga un poder excesivo al Senado, lo cierto es que el modelo propuesto parece razonable, considerando los excesos institucionales que se han producido en los últimos años. Este cambio, aunque poco visible en la agenda pública, es de gran importancia.

Senadores más destacados

Al ser elegidos la mitad de los senadores (30 de 60) mediante una circunscripción nacional —es decir, por voto en todo el país—, es previsible que estos escaños sean ocupados por figuras con alto reconocimiento público, respaldo partidario nacional o visibilidad mediática. En otras palabras, serán personajes nacionales más que representantes regionales. Esto representa una diferencia relevante, ya que en el pasado hemos visto cómo representantes regionales con escasa trayectoria o legitimidad lograron acceder al Congreso. En Cusco, por ejemplo, los cuatro partidos que obtuvieron representación lograron entre 50 mil y 130 mil votos, con congresistas elegidos con tan solo entre 5 mil y 13 mil votos preferenciales. Ciertamente que congresistas electos con tan pocos votos hayan tenido el poder de vacar al presidente es preocupante.

Para las elecciones de 2026, se proyecta un padrón electoral de aproximadamente 27,5 millones de ciudadanos habilitados para votar. Suponiendo una participación del 70 %, se espera que se emitan alrededor de 19 millones de votos válidos. En el caso de la elección de senadores por lista nacional, bajo el sistema de voto preferencial, se estima que cada escaño requerirá entre el 2 % y 4 % de los votos válidos, es decir, entre 380,000 y 760,000 votos. Un partido o alianza necesitará entre quinientos y ochocientos mil votos para asegurar al menos un escaño.

En el Perú, para obtener ese nivel de votos, tienes que tener una trayectoria, prestigio o popularidad que te permita tener ese nivel de votos, es decir mas de cien veces queel  nivel de votos que obtuvieron ahora muchos congresistas. Se espera que esos ciudadanos a ser elegidos, tengan un nivel que nos da esperanzas en que el futuro Parlamento sea parte de la solución, no parte del problema.

Perfil del futuro congreso

Con una valla electoral del 5 % del total de votos válidos, y se confirman los 19 millones de votos proyectados, la valla equivaldrá a unos 950,000 votos. En este escenario, con 41 agrupaciones políticas inscritas, la posibilidad de que muchas superen dicho umbral es baja. Esta afirmación se sustenta en antecedentes recientes: en las elecciones de 2021, solo 10 agrupaciones superaron la valla; en 2016 fueron 7, y en 2011 apenas 6. La gran mayoría no superó el 2 %.

Este fenómeno responde a una lógica estadística conocida como la distribución de Pareto (80/20)[1], habitual en sistemas multipartidarios, Entre 2 y 3 partidos suelen captar más del 10 % de los votos cada uno; entre 4 y 6 partidos medianos obtienen entre el 5 % y el 9 %, y más de 30 agrupaciones quedan por debajo del 3 %. Esta tendencia sugiere que solo un número limitado de partidos tendrá opciones reales de acceder al reparto de escaños en el Senado.

En ese sentido, será fundamental observar con atención quiénes se postulan al Senado por la circunscripción nacional única. Ese grupo debe representar la élite de la futura gestión pública: personas con capacidad reflexiva, experiencia técnica y liderazgo. El desafío es que puedan contribuir a devolverle a la ciudadanía la confianza en el poder legislativo, condición indispensable para preservar la democracia, impulsar el desarrollo y garantizar la convivencia pacífica que todos merecemos.


[1] La distribución de Pareto, también conocida como ley de Pareto o regla del 80/20, fue formulada originalmente por el economista italiano Vilfredo Pareto a fines del siglo XIX. Observó que aproximadamente el 80 % de la riqueza en Italia estaba en manos del 20 % de la población. El fenómeno 80/20 ha demostrado empíricamente su validez a lo largo del tiempo y se aplica también en el análisis político y electoral.

También te puede interesar

 Av. Guardia Civil 1321, Oficina 1802, Surquillo, Lima – Perú

Copyright ©caretas.pe | Por Revista Caretas

Todos los derechos reservados

Ilustración Peruana

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Aceptar Leer más

Política de privacidad y cookies
¿Estás segura de que quieres desbloquear esta publicación?
Unlock left : 0
Are you sure want to cancel subscription?