Una elección clave para el sistema de justicia
La Junta Nacional de Justicia (JNJ) eligió a la magistrada María Teresa Cabrera como presidenta para el periodo 2026-2027, durante la reciente sesión de instalación del pleno. Su elección marca un relevo institucional tras la gestión de Gino Ríos Patio, quien culminará su mandato el 31 de diciembre de 2025. Cabrera obtuvo el respaldo mayoritario de cuatro miembros del pleno, consolidando su posición como futura responsable de uno de los órganos más estratégicos del sistema de justicia.
La designación se da en un contexto nacional donde la independencia judicial, la transparencia en la designación de autoridades y la lucha contra la corrupción forman parte de la discusión pública. La JNJ, encargada de la selección, ratificación y supervisión de jueces y fiscales, juega un rol determinante en el andamiaje institucional del país. Por ello, la elección de Cabrera adquiere relevancia política, jurídica y administrativa.
Inicio de funciones y retos inmediatos
La gestión de María Teresa Cabrera comenzará el 1 de enero de 2026 y se extenderá hasta el 31 de diciembre de 2027, periodo en el cual deberá liderar procesos decisivos, entre ellos la evaluación de magistrados a nivel nacional y la continuidad de las reformas orientadas a fortalecer la carrera fiscal y judicial.
De acuerdo con la JNJ, la futura presidenta impulsará lineamientos para reforzar la independencia institucional, la transparencia en los procesos de selección y una mayor eficiencia en los mecanismos de supervisión. Estos objetivos resultan esenciales en un escenario donde la ciudadanía exige un sistema judicial confiable, capaz de sancionar la corrupción y garantizar decisiones imparciales.
Durante la misma sesión, el magistrado Víctor Hugo Chanduví fue elegido vicepresidente para el mismo periodo, conformando con Cabrera una dupla directiva que deberá coordinar la evaluación de magistrados, supervisión disciplinaria y gestión interna del organismo.
El perfil profesional de la nueva presidenta
La doctora en Derecho María Teresa Cabrera cuenta con una trayectoria de más de 25 años en el Poder Judicial, además de un amplio recorrido académico. Es abogada por la Universidad Inca Garcilaso de la Vega y tiene una maestría en Derecho Civil y Comercial por la Universidad Nacional Federico Villarreal. A ello se suma un máster europeo en Dirección de la Gestión Pública por la UNIR (España), junto con especializaciones internacionales en Sistema Acusatorio, Técnicas de Litigación Oral y Gestión Pública.
También posee estudios en Integridad y Compliance, así como programas de alta dirección en la Marina de Guerra del Perú (2021) y la Fuerza Aérea del Perú (2023), lo que refuerza su experiencia en el manejo de instituciones complejas. Su paso por el Congreso de la República entre 2020 y 2021, donde integró la Mesa Directiva y ocupó la Tercera Vicepresidencia, añade un componente político-administrativo relevante para su nuevo rol.
Esta trayectoria le otorga a Cabrera una visión integral de los desafíos del sistema de justicia, con énfasis en la modernización de la gestión pública y la mejora del servicio al ciudadano.
Continuidad institucional y desafíos del periodo 2026-2027
El nuevo periodo de la JNJ coincide con una etapa crítica para el país. La institución enfrenta pendientes estructurales como la reducción de la carga procesal en los despachos fiscales y judiciales, la necesidad de uniformizar criterios de evaluación y la implementación de estándares de integridad que cierren el paso a prácticas irregulares.
Entre las preguntas clave que marcarán la agenda de la gestión Cabrera destacan:
- ¿Cómo garantizar que los procesos de elección de jueces y fiscales sean realmente meritocráticos?
- ¿Qué medidas se adoptarán para reforzar la lucha contra la corrupción interna en el sistema de justicia?
- ¿De qué manera se acelerará la modernización tecnológica de los procedimientos disciplinarios?
La nueva presidenta deberá enfrentar estos retos en medio de un clima político nacional sensible, donde las tensiones entre poderes del Estado pueden impactar la autonomía institucional. La JNJ ha sido objeto de debate y cuestionamientos en los últimos años, lo que convierte su defensa institucional en una de las prioridades del próximo mandato.
Un organismo bajo permanente escrutinio
El papel de la JNJ resulta central en la arquitectura del Estado: selecciona a los magistrados que determinan el rumbo de casos emblemáticos de corrupción, crimen organizado y delitos de alto impacto social. Por ello, su conducción exige liderazgo técnico, solvencia ética y capacidad de interlocución con diversas entidades del sistema de justicia.
La elección de María Teresa Cabrera busca enviar un mensaje de estabilidad institucional y continuidad en las reformas. Para analistas del sector, la gestión 2026-2027 será decisiva en la consolidación de mecanismos de evaluación permanente, la actualización de los registros de magistrados y el fortalecimiento de la carrera judicial y fiscal.
El desafío será mantener un equilibrio entre eficiencia, independencia y apertura a la ciudadanía, pilares que la JNJ ha buscado sostener en medio de un contexto político polarizado.
Una gestión que inicia con expectativas
El nombramiento de Cabrera y Chanduví forma parte del proceso regular de renovación de autoridades que la JNJ realiza cada dos años. Sin embargo, la coyuntura actual otorga un carácter especial a esta transición, especialmente por los altos niveles de desconfianza ciudadana hacia las instituciones encargadas de administrar justicia.
La pregunta es si la nueva presidenta logrará consolidar un modelo de gestión que responda a las demandas sociales por un sistema más transparente y menos vulnerable a presiones políticas. Para ello, se requerirá un trabajo sostenido, decisiones técnicas sólidas y la capacidad de articular al organismo con entidades como el Ministerio Público, el Poder Judicial y la Defensoría del Pueblo.