El coronel Víctor Revoredo Farfán no es un desconocido dentro de la Policía Nacional ni en los registros del crimen organizado. Este oficial de 57 años, con más de 30 años de servicio, fue designado por el ministro del Interior, Vicente Tiburcio, como jefe de la recién creada División de Investigación de Extorsiones, una unidad que surge en respuesta a la escalada de amenazas, cobros ilegales y asesinatos por encargo que azotan al país.
“El Estado y la nación confían hoy esta nueva misión. Usted tiene el respaldo pleno del jefe de Estado y del comando policial”, señaló el titular del Mininter durante la presentación. La confianza no es gratuita. Revoredo ha pasado buena parte de su carrera en el terreno, liderando operaciones de alto riesgo y enfrentando a organizaciones criminales como Los Pulpos, La Gran Alianza y el Tren de Aragua, cuya presencia se expandió en los últimos años en la costa norte y la capital.
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De origen paiteño, abogado de formación y egresado del Centro de Altos Estudios Nacionales (CAEN), Revoredo se especializó en Desarrollo y Defensa Nacional con una tesis sobre los factores que alimentan el sicariato juvenil en Lima Metropolitana. Completó estudios en Alta Dirección y Gestión Pública en la Universidad del Desarrollo de Chile y fue conferencista en foros internacionales sobre delincuencia extranjera, trata de personas y narcotráfico.
Entre sus hitos figura la investigación que llevó a la captura del asesino en serie Pedro Pablo Nakada Ludeña, alias El Ángel de la Muerte, que inspiró su libro “La historia jamás contada de un verdadero asesino serial en el Perú”. En 2020, fue ascendido a coronel por acción distinguida.
Su nombre, sin embargo, se hizo más conocido por sus acciones contra el crimen organizado trasnacional. En Trujillo, encabezó la Brigada Especial de Investigación contra la Criminalidad Extranjera (BEICCE) y la División de Homicidios de la Dirincri. Su labor permitió la captura de sicarios, extorsionadores y cabecillas extranjeros, además de la extradición de prófugos desde Chile cuando fungió como agregado policial en Santiago. En ese puesto, coordinó con la Interpol y la Policía de Investigaciones de Chile para detener a 15 criminales peruanos en apenas seis meses.
Pero su combate al crimen le ha pasado factura. Revoredo ha sido amenazado en múltiples ocasiones. Grupos como Los Pulpos y La Gran Alianza habrían ofrecido hasta medio millón de soles por su cabeza, mientras que la venezolana Wanda del Valle Bermúdez, alias la “Bebecita del crimen” y pareja del abatido Maldito Cris, fue acusada de planear su asesinato. “No quise atentar contra la vida del coronel”, dijo ella desde prisión; sin embargo, el plan estuvo cerca de concretarse.
El lado menos heroico de su trayectoria también ha sido materia de investigación. En 2024, la Fiscalía de Derechos Humanos de La Libertad abrió un proceso por presunta tortura contra el detenido Jean Pierrot García Cipriano, alias Cortadedos, uno de los secuestradores más violentos del norte. Revoredo negó los hechos y declaró ante el Ministerio Público, mientras el entonces ministro Juan José Santiváñez afirmaba que el caso seguía “protocolos de investigación” sin prejuzgar responsabilidad.
Hoy, el coronel Revoredo Farfán asume una nueva batalla: enfrentar el creciente negocio de las extorsiones, que ha pasado de ser un delito marginal a uno estructurado y con redes que alcanzan desde los penales hasta los mercados de Lima.