Un presidente inesperado en tiempos de crisis
El Perú volvió a escribir una página de sucesión constitucional. Tras la vacancia de Dina Boluarte, el legislador José Jerí Oré, de 38 años, juró como nuevo presidente de la República con un mensaje cargado de compromisos y autocrítica. Desde Palacio de Gobierno, aseguró que su mandato, que se extenderá hasta el 28 de julio de 2026, buscará devolver la esperanza a una ciudadanía cansada de la crisis política, los gobiernos interrumpidos y la inestabilidad institucional.
En su juramento, Jerí prometió defender la soberanía nacional, el orden constitucional y las libertades democráticas, reconociendo además que asume el poder por sucesión y no por elección directa, lo que lo obliga a actuar con mayor humildad. El flamante mandatario subrayó que su prioridad será instalar un gobierno de “empatía y reconciliación nacional de amplia base”.
Disculpas a la ciudadanía y promesa de reconciliación
En un gesto poco común en la política peruana, el presidente pidió perdón a la población por los errores de los gobiernos recientes y reconoció la desconfianza ciudadana hacia las instituciones. “Debemos sembrar las bases hoy para una verdadera reconciliación entre todos los peruanos”, señaló durante su primer discurso oficial.
Jerí insistió en que la estabilidad del país no puede seguir siendo interrumpida por vacancias presidenciales y conflictos permanentes entre los poderes del Estado. Su promesa, dijo, es tender puentes y lograr acuerdos mínimos que permitan darle gobernabilidad al país.
“Guerra a la delincuencia”: el eje de su mandato
El punto más fuerte del mensaje presidencial fue la declaratoria de guerra contra la delincuencia, a la que definió como el mayor problema que aqueja al Perú. Jerí aseguró que contará con la Policía Nacional, las Fuerzas Armadas, el Poder Judicial y la Fiscalía de la Nación para dar una respuesta integral.
“Debemos no solo declararle la guerra, sino ganarla de una vez por todas”, enfatizó. Con ello, colocó el tema de la seguridad ciudadana como prioridad absoluta de su gobierno, en un contexto donde la criminalidad, la extorsión y el sicariato han puesto en jaque a la población y la economía.
¿Podrá cumplir su promesa?
El gran desafío del presidente Jerí será convertir sus palabras en acciones concretas. El país ha escuchado antes promesas similares, pero la inseguridad continúa avanzando. ¿Podrá su gobierno articular a todas las instituciones para enfrentar al crimen organizado y devolver la confianza a la ciudadanía?
Más allá del discurso, los próximos meses marcarán si Jerí logra diferenciarse de sus predecesores y consolidar un liderazgo capaz de resistir las tensiones políticas y sociales.
Transparencia en el proceso electoral
Finalmente, Jerí anunció que garantizará con transparencia y neutralidad las próximas elecciones generales, previstas para 2026. Señaló que el Perú está bajo la mirada internacional no solo por la crisis política, sino también por la oportunidad de convertirse en un país que retome el liderazgo en la región.
Con este discurso, el nuevo mandatario busca construir legitimidad en un contexto donde la confianza ciudadana hacia la clase política está en mínimos históricos. Su apuesta es clara: reconciliación, estabilidad y seguridad.