El lunes 18 de este mes nos dejó Germán Carnero Roqué poeta, periodista, y funcionario internacional de la Unesco. Germán pertenecía a esa especie en extinción de la cual van quedando cada vez menos ejemplares. Gente que ha pactado con la búsqueda de la verdad, con un sentido de justicia social y la cultura como un derecho de todos.
Sanmarquino de formación, en la década de los 70 se instala en París, meca de la cultura y ahí con Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Julio Cortazar, Julio Ramón Ribeyro, Alfredo Bryce, entre otros y de la mano de su hermano del alma, el poeta peruano César Calvo, renuevan el mensaje Literario de América Latina al mundo.
Fue gerente regional de la primera agencia latinoamericana de noticias, Alasei, con sede en México y luego representante de la Unesco también en ese país. Desde allí promovió la exposición itinerante Iberoamérica Pinta muestra única en su género que se exhibió en 18 países acercando el arte de la región al hombre de la calle.
En Perú promovió la edición de Periolibros con un costo simbólico, a través de la cual el lector tenía acceso a un libro por mes de cultura universal. Se editaron cerca de un millón de ejemplares.
En los últimos años fue director del Museo de Arte de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Gracias a donaciones obtuvo un patrimonio invalorable para la universidad, y convirtió el Museo de San Marcos en un referente cultural de nuestra metrópoli.
Estuvo casado con el amor de su vida, la pintora Adita Castañeda, quien también nos dejó hace apenas unos meses. Tuvieron dos hijos: Alejandro, sociólogo y German Ignacio, fotógrafo.
Fue un hombre de principios y valores inquebrantables, gran conversador, militante de las causas justas y leal amigo de sus amigos. Vamos a extrañarlo. (Jorge Ruiz de Somocurcio)



