En medio de la creciente violencia en el norte del país, el ministro del Interior, Carlos Malaver, llegó este viernes a Trujillo para liderar un amplio operativo policial destinado a capturar a los responsables del atentado con explosivos ocurrido la noche anterior. El ataque, dirigido contra un inmueble en venta y deshabitado, provocó severos daños materiales y mantiene en alerta a las autoridades de La Libertad.
Desde el lugar de los hechos, Malaver precisó que el inmueble pertenece a la madre de un exreo liberado hace pocos meses. Según la hipótesis de la Divincri, el atentado no tendría como móvil la extorsión, sino una violenta disputa territorial entre organizaciones criminales. El ministro detalló que en la explosión se emplearon cerca de 20 cartuchos de explosivos similares a los usados en la minería ilegal, lo que vincula el caso con redes delictivas de gran alcance.
Malaver advirtió que bandas antes radicadas en Pataz han comenzado a migrar a Trujillo, debido a la presión ejercida por el Comando Unificado Pataz (CUPAZ), integrado por la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas. Esta estrategia, ordenada por la presidenta Dina Boluarte, busca frenar la expansión de la minería ilegal, pero también ha generado un reacomodo violento de las mafias en otras ciudades. Entre los grupos señalados por el Mininter figuran una facción de Los Pulpos, que ahora se hace llamar Los Pepes, y la peligrosa banda La Jauría.
Acompañado por el comandante general encargado de la PNP, Óscar Arriola, el ministro anunció que se coordinan acciones con el Gobierno Regional y municipalidades para brindar apoyo a las familias afectadas. La explosión no dejó víctimas mortales, pero sí un mensaje claro de la escalada criminal que golpea a La Libertad: las bandas están disputando cada metro de territorio, y el Estado responde con un despliegue sin precedentes.