El ministro de Transportes y Comunicaciones, César Sandoval, ha anunciado oficialmente que interpondrá una denuncia por calumnia y difamación contra el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, luego de que este último afirmara haber sostenido varias reuniones con él para solicitar apoyo político. En una entrevista televisada, el titular del MTC calificó las declaraciones del burgomaestre como “falsas y dañinas”, y exigió una rectificación inmediata.
La polémica se desató tras unas declaraciones del alcalde capitalino durante una actividad pública en Lurigancho-Chosica, donde aseguró que el actual ministro acudió a su despacho en al menos tres oportunidades buscando respaldo para obtener el cargo. “Realmente me equivoqué”, sostuvo López Aliaga, en un intento por distanciarse políticamente de Sandoval.
Sin embargo, el ministro no tardó en responder con dureza. “Sí, lo voy a hacer (denunciarlo) porque hay alguien, no con el dinero que él tenga, pero hay un ciudadano que tiene honor y dignidad. Voy a hacer prevalecer mi honor. Por calumnia y difamación, lo voy a querellar y le exijo que se retracte, que hable con la verdad”, expresó Sandoval en entrevista con Canal N.
¿Dónde están las pruebas de las reuniones?
La pregunta que ahora muchos se hacen es: ¿existen evidencias reales de los supuestos encuentros entre ambos políticos? César Sandoval lo niega rotundamente. De hecho, pidió públicamente al alcalde de Lima que presente pruebas concretas de sus afirmaciones antes de continuar con este tipo de acusaciones.
“Lo que el señor ha dicho es que yo lo he visitado tres veces en su oficina. Yo le respondo categóricamente: nunca me he reunido con el señor personalmente. Después de ser nombrado ministro me ha llamado dos veces para ver el tema del transporte, claro que sí, pero conversaciones por temas laborales, personales o profesionales, ninguno”, declaró tajantemente.
En esa misma línea, el titular del MTC aclaró que no existió comunicación escrita ni telefónica con López Aliaga previa a su nombramiento. Sandoval acusó al alcalde de “emitir calificativos sin fundamento” y de usar su posición para “desprestigiar a ministros de Estado”.
Cuidar el honor en tiempos de polarización política
La respuesta del ministro ha sido vista como un intento por proteger su imagen y reputación pública, especialmente en un contexto político polarizado y marcado por constantes enfrentamientos entre autoridades nacionales y locales. La decisión de iniciar acciones legales no solo busca limpiar su nombre, sino también establecer un precedente sobre los límites del discurso político.
Ya en su cuenta de la red social X (antes Twitter), Sandoval había advertido que se reservaba el derecho de iniciar un proceso judicial. Ahora, esa intención se ha concretado: irá a los tribunales por considerar que se ha atentado contra su integridad personal y profesional.
La reacción del público ha sido variada. Mientras algunos apoyan la decisión del ministro por considerar que la difamación en política debe sancionarse, otros opinan que ambos actores deberían concentrarse en los temas urgentes del país, como la mejora del transporte público en Lima y la solución a los múltiples problemas de infraestructura vial.
Un conflicto que escala: ¿cómo afecta esta disputa al gobierno?
Este nuevo enfrentamiento público entre figuras del Ejecutivo y de la Municipalidad de Lima añade tensión a una ya complicada relación entre el gobierno central y la gestión local. López Aliaga, conocido por sus críticas constantes a los ministros, ha protagonizado varios enfrentamientos verbales en los últimos meses. En tanto, Sandoval ha sido uno de los funcionarios más activos del gabinete, promoviendo reformas en el sector transporte.
¿Podría este conflicto impactar negativamente la coordinación entre ambas entidades? Algunos analistas políticos ya advierten que este tipo de disputas entorpecen el trabajo conjunto necesario para resolver problemas críticos en la ciudad.
En medio del cruce de declaraciones, el pedido del ministro sigue siendo claro: que se diga la verdad y que se muestren pruebas. Hasta el momento, el alcalde de Lima no ha presentado ninguna documentación que sustente su versión, lo que mantiene el conflicto en el plano de las palabras cruzadas y la percepción pública.
Una batalla por la credibilidad
El caso Sandoval–López Aliaga es un ejemplo más de cómo los discursos políticos pueden derivar en procesos judiciales cuando se pone en juego el honor personal y la imagen institucional. Si bien las diferencias ideológicas son naturales en democracia, la denuncia anunciada por el ministro deja un mensaje claro: la verdad y el respeto deben primar en el debate público.
Mientras tanto, el país observa cómo se desarrolla este nuevo capítulo político, con la expectativa de que los protagonistas no solo se enfoquen en defender su reputación, sino también en ofrecer soluciones concretas para los ciudadanos.