Entrevista: Andrés Gómez de la Torre
Más allá de los aspectos técnico-militares y del presupuesto asignado, la próxima adquisición peruana de aviones de combate para la FAP supondrá también un acoplamiento con actores internacionales y/o hemisféricos de fuerte incidencia. Con un Estados Unidos que recela la presencia de China en la región y nuestro país (así de enfático fue el Secretario de Defensa Pete Hegseth) y juega con una OTAN a la que Trump presiona para que aumente su gasto militar a un 5 % de su PBI, lo que le ha costado, aparte de su diferente enfoque en relación al tema ruso ucraniano, no pocos desencuentros entre Washington y la vieja alianza atlántica de la Guerra Fría (1949), la que por cierto mantiene en la mira a Beijing como parte de sus preocupaciones y objetivos.
Suecia y Finlandia apuestan por el fin del ciclo histórico del neutralismo militar y Dinamarca, proveedora de aviones F-16 para Argentina y Ucrania, es un socio confiable y esforzado de la OTAN que arrastra a Canadá y Portugal en sus preocupaciones y observaciones por la operatividad de los Lockheed Martin F-35 Lightning. No es un detalle menor que la actual administración norteamericana amenazara a Copenhague, por la pretendida anexión de Groenlandia por parte de Donald Trump, con retaliaciones para menguar y limitar su operatividad.
En retrospectiva sudamericana nos vienen al recuerdo aquellas viejas ententes, como el “Pacto ABC”. complejo entramado y enroques de convergencias y disidencias, a principios de siglo XX (1915) entre Brasil, Argentina y Chile, el que más allá de su carácter legalista fue esbozado para morigerar la influencia y juego de los Estados Unidos en el hemisferio, de la mano con la intención brasilera de convertirse en país bisagra y pivote, esbozada por el barón de Rio Branco.
La única certeza de coyuntura global es lo incierto y velozmente cambiante de sus escenarios, en donde países de escaso peso y estatura estratégica, como el Perú, deben analizar muy cuidadosamente su posicionamiento internacional en materia de seguridad y en donde nuestra diplomacia debería participar