El cuerpo calcinado de un hombre fue encontrado el pasado sábado 28 de junio en un islote del río Rímac, cerca de la planta de tratamiento de agua La Atarjea, en el distrito de El Agustino, Lima. El cadáver presentaba signos visibles de violencia en el rostro y portaba un collar dorado en forma de corazón. Agentes de la Policía Nacional del Perú (PNP) recuperaron el cuerpo con apoyo de equipos especiales y una canastilla, dada la complejidad del terreno.
Este hallazgo ocurre solo 19 días después del descubrimiento de los restos cercenados de Fabiola Caicedo Piña, una joven extranjera encontrada en la misma zona. La proximidad geográfica y temporal de ambos casos ha generado gran inquietud, ya que las autoridades no descartan una posible conexión. Ambos crímenes ocurrieron en un área de difícil acceso, donde desembocan aguas residuales, lo que sugiere un patrón en la elección del lugar.
Frente a esta alarmante situación, la Municipalidad de El Agustino ha iniciado la revisión de las grabaciones de cámaras de videovigilancia para apoyar al Departamento de Investigación Criminal (Depincri). Vecinos del distrito exigen mayor presencia policial y medidas urgentes ante el aumento de hechos violentos en los alrededores de La Atarjea.
Por su parte, Sedapal emitió un comunicado señalando que viene colaborando activamente con la Policía Nacional y el Ministerio Público, brindando todas las facilidades necesarias para esclarecer el caso. La identidad del fallecido aún no ha sido determinada y se espera el informe del médico legista para conocer la causa exacta de la muerte. El caso ha generado una fuerte preocupación en la comunidad, que pide respuestas inmediatas ante estos crímenes consecutivos.