A inicios de 1990, cuando la campaña presidencial peruana entraba en su fase decisiva, una breve carta enviada por Mario Vargas Llosa a la redacción de CARETAS desató una polémica con resonancias políticas. El escritor, entonces candidato de la coalición liberal Fredemo, acababa de regresar de pasar el fin de año en Estados Unidos, mientras América Latina vivía el impacto de la invasión norteamericana a Panamá. La edición de enero de la revista no escatimó en crítica editorial:
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