Escribe: MARCE ROSALES
La galería Índigo se convierte, hasta el 11 de mayo, en el espacio íntimo donde Hernán Sosa despliega una serie de retratos que se funden con relatos, pieles marcadas y silencios visuales. La muestra, titulada A por el retrato, surge de su cuento Cola de ballena, protagonizado por una nadadora que se transforma en musa pictórica.
Sosa, reconocido por su dominio de la figura humana, apuesta en esta exposición por un lenguaje plástico en el que la belleza y lo grotesco conviven. Las obras presentan texturas que evocan pieles de ballena: incisiones, líneas y cicatrices simulan una violencia anterior que contrasta con la calma de los rostros. “Busco retratar lo intangible, esa emoción que no se ve a simple vista”, afirma el artista.
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