Catalina Navarro es una chica de clase alta que a los 18 años da a luz a Salvador, fruto de su relación con un hombre humilde llamado Felipe. Sin embargo, su hermano Bastian le quita a su hijo recién nacido y se lo entrega a Celso Cruz, uno de sus empleados para que ‘lo desaparezca’, pero por insistencia de su esposa, se convierte en su padre adoptivo y le pone el nombre de Alonso. Por supuesto todo esto ocurre en una hacienda, alejada de la ciudad, donde esconden a la chica, desde los primeros meses, para que nadie sepa de su embarazo.
¿Les suena conocida esta historia? Hasta ahí, es exactamente la misma que la de la antiquísima El derecho de nacer, escrita por el cubano Félix Benjamín Caignet Salomón ¡en 1948! y llevada a México, primero como película y luego como telenovela en 1966 (luego se harían tres versiones más).
Con algunas modificaciones, como que el protagonista no es médico, sino analista financiero y que quien manda a ‘matar’ no es el padre, sino el hermano, Eres mi sangre, usa los mismos tópicos tantas veces vistos. La gente de Del Barrio Producciones no ha mencionado si está basada o no en El derecho de nacer. En la ficha de producción dice que está creada por Michelle Alexander y escrita hasta por cuatro guionistas: Abel Enriquez, Juan Pablo Bustamante, Emmanuelle Kesch y Bryan Urrunaga. ¿Habrá algún giro más adelante? Ojalá, pero por lo pronto, no hay nada novedoso.
Como si eso fuera poco, varios actores que han trabajado anteriormente en las telenovelas de Alexander, repiten su personaje: ver a Miguel Dávalos haciendo del patita malandro del barrio que hace cualquier cosa por dinero, y a Martín Martínez como el sicario al que las cosas le salen mal, ya resulta bastante aburrido, por decir lo menos.
Y bueno, además de los estereotipos, hay también una sobreactuación de la mayoría de actores, a pesar de que uno de los directores es el reconocido cineasta Josué Méndez. Entre los pocos que hacen su papel con naturalidad, están Rodrigo Patiño (a pesar ser el gran villano de la historia) y el boliviano Reynaldo Pacheco, al que vimos anteriormente encarnando a Johnny Orozco en Tu nombre y el mío.
Por cierto, no es casualidad que Pacheco haya sido convocado una vez más por Del Barrio Producciones. Una razón importante es que las telenovelas peruanas tienen un público cautivo en Bolivia, tanto o más que acá. Y otra, que el actor no es ningún improvisado, pues ha estudiado cine, actuación y fotografía, entre otras cosas en universidades de Estados Unidos y Francia e incluso es fundador de H.A.P.A. (Hollywood Academy of Performing Arts). Sin contar que ha participado en series como CSI: NY y varias películas de Hollywood, al lado de personajes de la talla de Ewan Mc Gregor, Christopher Plummer y George Clooney, por mencionar algunos.
Pero volviendo a la trama de Eres mi sangre, es decepcionante comprobar que mientras en otros países, se hacen apuestas distintas, tratando de romper esquemas y de abordar de manera diferente problemáticas, por ejemplo, de los adolescentes (como en la tan aclamada miniserie de Netflix: Adolescencia), la televisión peruana sigue dando vueltas en lo mismo desde hace más de 50 años: los ricos y los pobres, la madre a la que le arrancan al hijo recien nacido de sus brazos y el hijo perdido que vuelve después de años para cobrar venganza.
Claro, el resultado en cuestiones de sintonía es bueno y eso también es decepcionante, porque somos un público poco exigente, que se conforma con ver la misma historia una y otra vez. Quizás por eso los productores no se esfuerzan, ni se arriesgan, pero bien podrían ser más originales. Nadie pide obras maestras, pero un poquito más de creatividad, no?
