Tratamos sobre ella a propósito de su exposición “Medir es un acto de fe” en la galería Revólver. Admito, además, que mi interés en su obra se acrecienta por nuestra apasionante tradición de arquitectos que han derivado al arte. El caso mayor es Emilio Rodríguez Larraín. Pero los ejemplos son múltiples y puedo dar fe de artistas como Elena Damiani –quizás la artista de su generación más internacional que tenemos– que abandonó avanzados estudios de arquitectura para dedicarse a una carrera artística con resultados espléndidos. Ya en el siglo anterior, Szyszlo y posteriormente Ramiro Llona, habían hecho lo mismo. Hay muchos más.
Suscríbase al contenido
Esto es material premium. Suscríbete para leer el artículo completo.