En la coyuntura del 20º aniversario del Proyecto Camisea, TGP Perú, la responsable de los ductos que trasladan el gas desde el yacimiento, le propuso al Estado el proyecto de Extensión Sur. De ese modo, la empresa se compromete a construir una red adicional de ductos con una inversión inicial de USD 1991 millones, lo que la convertiría en la inversión privada no minera más grande del sur del país, sin ningún subsidio ni costo adicional por parte del Estado. A cambio, el Estado le haría una adenda a su contrato, que culmina en el año 2033, para extenderlo hasta 2043.
La nueva red de ductos tendrá una extensión de 923 kilómetros, con lo cual se duplicaría la infraestructura actual. La ruta seguiría por la costa fuera de áreas protegidas, intangibles, arqueológicamente monumentales, geológicamente inestables y de alta densidad de población.
Además, el proyecto abastecería plantas térmicas ya existentes. Se trata del nodo energético del sur que ya cuenta con centrales térmicas (en Arequipa y Moquegua) con capacidad de +1,200 MW que, por falta de GN, operan a diésel, una fuente 5 veces más cara y bastante más contaminante.
Una muestra del impacto fue la importación, solo en el año 2022, de USD 2536 millones en diesel 2, que equivalió a casi un 80 % más de lo importado el año pasado. Esto se debió sobre todo al encarecimiento del petróleo tras la invasión de Rusia a Ucrania.
Tomás Delgado, CEO de TGP Perú, considera que hay gas para el suministro “mucho más allá del año 2043” y que un proyecto de esta envergadura incentivaría sin duda la exploración. “TGP se encargaría de todo con su plata y su financiamiento”.
El Perú está muy rezagado en la cobertura domiciliaria de gas natural, que está solo al 20 %. Tanto Argentina como Colombia están al 65 %.
Los 300 millones de pies cúbicos de gas a ser transportados por los nuevos ductos son los que hoy son reinyectados diariamente al subsuelo por falta de demanda, precisamente debido al déficit de infraestructura. Llegaría hasta Arequipa y Moquegua por ser puntos que justificarían la demanda. Enrique Martínez, gerente senior de nuevos negocios y relaciones institucionales, explica que, actualmente, la cementera Unacem es de lejos el primer consumidor industrial del gas de Camisea. “Lo mismo puede ocurrir en Arequipa con una empresa como Yura”, dice. “La región puede convertirse en un hub de distribución energética regional”.
Con el transporte por camión que encarece el combustible, el ahorro para estas regiones sería de 40 % para Gas Natural, 60 % para vehículos y 60 % para la pequeña industria. En el rubro residencial, el ahorro sería de S/ 30 millones anuales.
Si bien el proyecto no incluye a Puno por cuestión de demanda actual comercial, Delgado considera que el Estado podría servirse de los ductos para terminar de dotar de gas al sur del país. “El privado se lo hace mucho más fácil al Estado porque queda muy cerca”, añade.
Tras la presentación de la propuesta el 10 de septiembre, se inicia la primera etapa de evaluación conjunta que encabeza el MINEM. Delgado calcula que la obra, tras pasar por el estudio de impacto ambiental, se construiría en dos años.