Por: CARLOS PAREDES *
Una versión relaciona la caída en desgracia de Andrés Hurtado como presunto colaborador de la DEA, con su peligrosa relación con grupos fundamentalistas islámicos. Eso explicaría por qué la agencia antidrogas estadounidense ha puesto en la mira a las dos hijas mayores de Chibolín que viven en Estados Unidos.
Llamó la atención que el primer equipo de policías que siguió los rastros de Andrés Hurtado fuera el Grupo Orión de la Dirección Antidrogas (Dirandro) de la Policía. La noche del jueves 19 de septiembre, que Chibolín fue detenido en la Clínica Novo Q de San Borja, ese fue el equipo de avanzada, aunque los policías con chalecos de Diviac fueron los que aparecieron en los videos que rápidamente se hicieron virales. La pregunta que esa noche circuló en las redacciones periodísticas fue: ¿por qué Orión-Dirandro –que se especializa en la investigación de delitos relacionados con el tráfico de drogas, crimen organizado, lavado de activos y otros delitos de alta complejidad vinculados al narcotráfico– estaba interviniendo si a Hurtado se le había ordenado detención preliminar por los supuestos delitos de corrupción de funcionarios?
La respuesta es que la agencia antidrogas estadounidense (DEA por sus siglas en inglés) ya se había contactado con las autoridades peruanas desde el primer momento de las indagaciones que, de oficio, inició la Segunda Fiscalía Suprema Transitoria Especializada en Delitos Cometidos por Funcionarios Públicos que lidera el fiscal supremo adjunto Alcides Chinchay. Este despacho abrió una indagación preliminar contra la fiscal superior de Lavado de Activos Elizabeth Peralta, cuando se conoció que “la madre” de Chibolín estaba involucrada en una supuesta coima de un millón de dólares que, según Ana Siucho, le había entregado su primo Javier Miu Lei, a través de Hurtado, para que se le devolviera 100 kilos de oro incautado en Trujillo en el verano del 2020.
Según se ha conocido después, antes de que el juez supremo Juan Carlos Checkley ordenara la detención preliminar de Hurtado, dos agentes de la DEA estadounidense se contactaron con la fiscal adjunta suprema Alejandra Cárdenas Ávila, la magistrada que directamente veía el caso Hurtado en el despacho de Chinchay. En ese primer contacto los agentes expresaron que estaban a su disposición para intercambiar información sobre la telaraña de corrupción tejida por Hurtado, extendida hasta territorio estadounidense.
El objetivo de la DEA eran las hijas de Chibolín, Josetty y Génnesis Hurtado Huayta, que viven en Estados Unidos ostentando opulencias en redes sociales, como si fueran verdaderas estrellas de la farándula internacional cuando no se les conoce trabajo alguno, más allá de venderse como supuestas influencers.
Pasados los días, la DEA ha contactado con el fiscal de Lavado de Activos José Miguel Espinoza Vin, que abrió una investigación paralela contra Hurtado y su organización por blanqueo de dinero que tendría origen ilícito. El fiscal Espinoza ha recibido reportes de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) que alertan sospechosos movimientos de dinero de empresas vinculadas a Hurtado. Entre las compañías investigadas figuran AH Gold Entertainment SAC, AH Entertainment Company SAC, AH Company Entertainment SAC y Frutera Perú SAC e Inversiones Los Ceivos SAC, dedicada a la extracción y exportación de minerales (firma fundada por Ana María Lei Siucho, madre de Javier Miu Lei). Todas estas empresas eran administradas por Kelly Medina Meza, que antes que se desatara el escándalo solo era conocida como parte del equipo de producción del programa televisivo de Chibolín. Hoy se sabe que aparece como apoderada de hasta 15 compañías relacionadas con la telaraña de Hurtado.
Chibolín y el narcotráfico
Desde que el narcotraficante Demetrio Limonier Chávez Peñaherrera alias “Vaticano” saliera del anonimato delatando a Vladimiro Montesinos –en una audiencia pública después de que fuera capturado en Colombia y expulsado al Perú en el segundo semestre de 1996– se conoció la relación del entonces cómico Andrés Hurtado y este traquetero mayor del Alto Huallaga. Entonces se dijo que Chibolín era el proveedor de mujeres a “Vaticano”, bailarinas y hasta estrellas fugaces de la farándula local que eran llevadas hasta la localidad de Campanilla (donde el narco administraba una pista de aterrizaje clandestina) e incluso hasta Cali, la sede del cártel colombiano de los hermanos Rodríguez Orejuela para quienes recolectaba cocaína Chávez Peñaherrera. Vaticano fugó a Colombia, pidiendo protección al Cártel de Cali, al romper su pacto con Montesinos.
Ahora se sabe que Chibolín nunca había dejado de tener relación con “Vaticano”, quien purgó condena por narcotráfico. Andrés Hurtado seguía siendo apoderado legal de Demetrio Chávez con poder inscrito en Registros Públicos vigente.
ANDRÉS HURTADO Y LA DEA
Hay sospechas razonables que, con la astucia y falta de escrúpulos que siempre ha demostrado, Hurtado habría sido informante de la agencia estadounidense antidrogas. Que la DEA lo haya usado para penetrar algunas organizaciones de tráfico internacional de drogas en un país que produce toneladas de cocaína. Solo así se explicaría por qué a Chibolín nunca se le anuló su visa americana pese a su vínculo probado con Vaticano. Hurtado ha viajado decenas de veces a Estados Unidos en los últimos años. Y por qué los gringos permitieron que sus hijas recibieran dinero en remesas de menos de 7 mil dólares en un esquema de lavado de activos, conocido como pitufeo, que ha explicado el cajero de la organización Abraham Mina Recavarren en una entrevista para Cuarto Poder.
¿Cuándo y por qué se habría quebrado esta supuesta relación de colaboración de Chibolín con la DEA? Según fuentes conocedoras del funcionamiento de las agencias federales estadounidenses, los gringos le habrían bajado el dedo a su colaborador Hurtado después de enterarse que, por intermediación de Mina, el conductor de televisión había contactado con grupos fundamentalistas islámicos que usarían Perú como plaza para generar dinero con las economías ilegales del tráfico de oro, explotación de mujeres y narcotráfico. Actividades en las que Chibolín ha merodeado en las tres décadas que tiene de vida pública. Según información que la agencia de inteligencia estadounidense (CIA) compartió con la Dirección Contra el Terrorismo (Dircote) Abraham Mina, que se ha convertido al islamismo hace varios años, ha tenido conexión con Said Magomed, personaje fichado por la CIA como parte de Al Qaeda. El coronel Max Anhuamán, exdirector de la Dircote, confirmó que Mina ha tenido relaciones directas con elementos de ese grupo terrorista y con Magomed, un financista del grupo. En ese típico juego de poder entre las agencias federales estadounidenses, la DEA habría decidido prescindir de la colaboración de Hurtado por presión de la CIA. Hurtado cruzó la línea con su viaje a Chechenia.
En el Perú hay un antecedente de este juego de objetivos estratégicos estadounidenses y sus agencias federales. En 2000 Vladimiro Montesinos, de quien se dijo que era un viejo agente de la CIA, cruzó el rubicón al involucrarse en el contrabando de 10 fusiles Kalashnikov para las guerrillas colombianas de las FARC. Pocas semanas después que el gobierno de Andrés Pastrana denunció este escándalo, Montesinos fue puesto en evidencia. Aunque Hurtado no es Montesinos, guardando las distancias, aún no conocemos la verdadera dimensión de su telaraña de corrupción, intrigas y negociados. Pero cada día nos sorprende más.
* Autor del libro “El perfil del Lagarto”.